Por Guillermo Bustos
Es historia conocida, que los Ferrocarriles
Argentinos (Propiedad Estatal) desde la Revolución Libertadora
de 1955 en adelante fueron golpeados hasta ser convertidos en chatarra, la
mayor parte de su estructura. Con ello no solo se desguazaron los rieles;
también los talleres ferroviarios que daban un trabajo digno y de calidad profesional
a muchos operarios, hoy son galpones.
Ante ésta historia, se ponen en práctica
muchas “teorías” hipócritas para “recuperarlos”, pero como buena hipocresía,
solo sirven para campañas electorales y ganar algunos votos y nunca para
solucionar el tema.
La primera de ella es la de Pino Solanas, quien
encubierto en un “peronismo ortodoxo” acusa al gobierno de no querer hacer lo
mismo que Perón con los ferrocarriles, esto es, nacionalizarlos y extenderlos,
olvidándose que Perón primero nacionalizó el Comercio Exterior, apropiándose de
la Renta Agraria ,
importante fuente de ingresos que antes quedaban para los ladrones de tierras
(Oligarcas) para Nacionalizar, extender y mantener la red Ferroviaria. Éste
supuesto “Peronista del Ferrocarril”, que piensa que el peronismo y la economía
ferroviaria salen de la galera, considera que tocar la mayor riqueza del país, La Renta Agraria , que queda en
manos de unos pocos Estancieros, para que la Argentina goce de sus
riquezas naturales, es una afrenta. Podemos decir, que su “Nacionalismo”
encubre un Neoliberalismo donde el Estado se hace cargo de las deudas y de
paso, unos pocos gozan con sus ganancias.
Éste Neoliberalismo encubierto, hace que el
Neoliberalismo Ortodoxo se cuelgue del mismo, ya no como hipocresía, sino en
forma cínica. Por un lado quieren la Nacionalización de los Ferrocarriles o se quejan
de lo mal que ellos andan y como se subsidian a los empresarios del sector
pero, ante la perspectiva de una Nacionalización concreta, son los primeros en
criticarla. Un caso extremo fue el de las Aerolíneas, que si antes acallaban
las responsabilidades de los empresarios por accidentes gravísimos con decenas
de muertos, hoy día, bajo las críticas de que existe una burocracia que no sabe
como manejar el sector, no explican por qué los aviones no se caen, como en
décadas pasadas.
Saliendo de las hipocresías y cinismos, hoy 19
de Octubre nos interesa hablar del ferrocarril Sarmiento. Sabemos que funciona
mal y se hace lo posible para modernizarlo, principalmente desde el fatal
accidente de febrero de 2012 y sin embargo una formación nueva volvió a tener
un accidente. Acá se puede caer en varias conclusiones, que fue un sabotaje o
que el gobierno, a través de Randazzo, compró material defectuoso pero veamos
algo: el Belgrano, tanto como Norte y Sur, el Ferrocarril San Martín y El
Ferrocarril Roca ramal La Plata son materiales viejos y con bastante uso y no
sufrieron los accidentes del Sarmiento. Podemos conjeturar que Roca, San Martín
y Belgrano están “mejor” y que Sarmiento, echó una maldición sobre sus ramales…
pero como no creemos en maldiciones, y mucho menos en coincidencias en etapas
electorales, el Estado Argentino debe intervenir toda la línea Sarmiento para
ver desde dónde proviene esta “maldición” terrenal, empezando por los talleres
donde refaccionan los frenos.
Irónicamente podemos decir “maldición”, si
bien esto debe ser interpretado como desidia, negligencia o sabotaje, tanto de
empresarios… ¡como de provocadores!. Seguramente me ganaré el repudio de
defensores de causas obreras, pero aquí no se trata de defender a unos pocos
provocadores de overol, sino a la masa de obreros que viajan en el ferrocarril
Sarmiento, de ser masacrada por aquellos. Si algún provocador que dice ser
obrero, es responsable, los partidos obreros deben expulsarlos como los peores
enemigos de la clase obrera y sin miramientos.
Esperemos, que así como Sarmiento quiso
fertilizar la tierra argentina con sangre de indios y gauchos, unos vivillos no
quieran sacar ventaja electoral con la sangre de los obreros que viajan todos
los días en ferrocarril, y algunos empresarios no quieran “ganar” alguna
concesión…
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