Por Guillermo Bustos
Desde la muerte de Chávez, el opositor Henrique Capriles y la C.N.N. acusaron a Nicolás
Maduro de haber ganado las elecciones de manera fraudulenta. Henrique Capriles
agitó la esperanza para las elecciones municipales de diciembre, donde el
pueblo castigara a Maduro, demostrando que la mayoría del pueblo venezolano era
opositor. Su principal aliado fue la C.N.N., dedicada acusar a Maduro como un
déspota que había asumido mediante fraude, impulsaba desde el Estado de La
Florida la campaña de la oposición. Cabe aclarar que la C.N.N. y La Mafia
Cubano- Norteamericana, saben mucho de fraudes informáticos y de fraudes
electorales: junto a la cadena de
noticias Fox fueron los que dictaminaron al pueblo de EEUU, en las elecciones
de 2000, que George W. Bush era su presidente aunque el conteo de boletas, en
La Florida, decían lo contrario. Con
éstos antecedentes anti- democráticos y creyéndose sus propias mentiras, el 8
de diciembre el PSVU de Nicolás Maduro había arrasado en las elecciones
municipales, mientras que el MUD de la oposición, liderada por Capriles, perdía
toda esperanza de poderle ganar a los Bolivarianos por medio de elecciones.
Capriles jugó su principal carta antes de
diciembre, acusó a Maduro de inepto por sus orígenes obreros; debido a ello “había
llevado” a Venezuela a la inflación y el desabastecimiento, situación que era
cierta y para noviembre se había agravado. Demostrar esto no sólo era
fundamental para Capriles, también para todos los políticos y economistas
antinacionales: la causa de la inflación son las conquistas obreras, sociales y
nacionales. El Presidente Maduro hizo algo simple para demostrar que él y las
conquistas logradas durante la era Chávez, no eran la causante de la inflación
y el desabastecimiento, fue a los depósitos, los abrió y demostró que eran los
opositores quienes desabastecían de productos básicos a la población. De ésta
manera, le habría los ojos a su pueblo, lo que estaba en juego no era la
ganancia de los empresarios, que según ellos estaban en juego por las
conquistas logradas, sino las superganancias y los privilegios que no querían
perder, anulando todas las conquistas sociales. También exponía a los propios
empresarios opositores, que conspiraban contra el pueblo, ante el pueblo mismo,
cosa que disgustó bastante a la oposición pero Maduro, humilde como es, decidió
que las urnas decidieran y que la sangre no llegue al río.
Derrotado, Capriles buscó saludar al
triunfante Maduro, cosa que disgustó bastante a sus aliados políticos, sin
embargo era un movimiento de pinzas para acorralar al Presidente que había
ganado las elecciones, esperando alguna otra oportunidad, ya que ese método
electoral transparente, no es un camino seguro para que la oposición llegue al
gobierno.
La oportunidad la obtuvieron durante el “día
de la juventud”. Leopoldo López, líder del partido “Voluntad Popular”, llevó a
sus propios jóvenes a atacar la marcha de los jóvenes del PSUV, cometiendo
actos de vandalismo y causando la muerte de dos jóvenes bolivarianos. Éste personaje llamado Leopoldo López es muy
conocido, antiguo golpista en 2002, siempre se opuso a la voluntad electoral
del pueblo. El Presidente Maduro,
resolvió la bipolaridad y los actos criminales de éste opositor, encarcelándolo.
Desde ahí, la oposición junto a los pájaros de
mal ahuero de la C.N.N, agitaron, se reorganizaron y movilizaron de manera
violenta contra el “Déspota de Maduro”. Nicolás Maduro es un “déspota” bastante
extraño, llega a la presidencia mediante elecciones, siempre llamó a la
oposición a la paz y al diálogo, aunque arrasara en las urnas o movilizara más
que ellos en las calles y durante su “despotismo” y sus medidas “represivas”,
han muerto más partidarios suyos, que de la oposición. Como Capriles y la
oposición sabe que las elecciones no son el método viable para ellos, se oponen
a los llamamientos al diálogo que hace el Presidente y mediante actos de
violencia y formando “Comandos de Defensa” para protegerse de las “agresiones
del Chavismo”, llaman a derrocarlo.
Si bien los “Comandos de Defensa” son
similares a los “Comandos Cívicos” formados durante la mal llamada “Revolución Libertadora”, o las fuerzas de choque de “Patria
y Libertad” que ayudaron a Pinochet a derrocar a Salvador Allende en Chile, el
sicariato llama bastante la atención. Aparecen de manera furtiva, asesinan
opositores aislados, provocando la ira de la oposición e impiden el diálogo y
la paz que el gobierno de Maduro reclama. La oposición los señala como
Bolivarianos, o como los pobres que atacan a las clases medias, pero en
Venezuela, como en América Latina y EE.UU. los conoce bien. Es en éste punto
donde hay que ahondar, qué funcionalidad cumplen y, para quiénes siempre
trabajaron.
SICARIATO Y FASCISMO
EN LATINOAMERICA: LA AMENAZA EN VENEZUELA
El sicariato Latinoamericano, fue la fuerza
de choque y las guardias privadas, de las Oligarquías privilegiadas. También la
C.I.A se valió de ellos para no ensuciarse. No sólo Pablo Escobar tenía sicarios
para proteger el narcotráfico; Wall Street y las oligarquías aliadas se valen
de ellos cuando necesitan someter a un pueblo, saliendo más baratos (monetaria
y políticamente) que movilizar al ejército,
dejando al “Patrón del Mal” como un angelito, cuando no trabajaba para
ellos. En El Salvador se llamaban ORDEN, asesinaban dirigentes campesinos y
sacerdotes, bajo el auspicio de su oligarquía. Cuando fue asesinado Facundo
Cabral en Guatemala, la Central Sindical declaró que la mayoría de las victimas
del sicariato eran los dirigentes sindicales; en Colombia fueron utilizados por
la oligarquía con el mismo propósito. Luego se sofisticaron cuando formaron los
grupos paramilitares, asesinando a dirigentes sindicales, campesinos y opositores
políticos. Derrocado Mel Zelaya en Honduras (aliado de Chávez), bandas de
sicarios se dedicaron a asesinar periodistas opositores. Las malas lenguas
dicen que sicarios colombianos fueron contratados para asesinar a Kadafi
delante de las cámaras de la C.N.N., como si fuera el pueblo libio, pero fueron
las malas lenguas de los asesinos de Kadafi, a las que se les ocurrió dar las
órdenes de asesinato en español y no en árabe, el idioma que se habla en
Libia. En Venezuela no son extraños
tampoco, cuando Carlos Andrés Pérez, ex presidente y actual opositor quiso
llamar al orden para detener los motines de hambre que habían llevado su
política de apertura de mercados, en
febrero de 1988, el ejército no le respondió, entonces decidió reclutar jóvenes
de 16 años y les dio el poder de policía, con el saldo de 3000 muertos. Fracasado
el Golpe de Estado en abril de 2002, bandas de sicarios aparecieron durante dos
años asesinando Chavistas y miembros de la Corte Suprema de Justicia que
desconocieron y declararon ilegal el Golpe de Estado. En Irak adquieren el
nombre refinado de “Contratistas”, reclutados por la Casa Blanca, aunque a
veces, Al Qaeda se los proporciona más barato cuando hay que derrocar
Nacionalistas Árabes Laicos
Estas bandas de asesinos, son funcionales a
los intereses de la oligarquía y a EEUU para mantener sus privilegios y saquear
países. Considerando que toda conquista social, una simple organización
sindical o un simple aumento de sueldo atacan las superganancias de los
empresarios, los sicarios se encargan de asesinar estas conquistas con su
dirigentes. La oposición, que quiere
volver a sus privilegios, hambreando al pueblo como lo hacían antes del
Chavismo, no puede permitirse respetar la voluntad del pueblo, que ya tiene
esas conquistas y se organizan en base a ellas; entonces, no les quedaría otra
cosa que gobernar con éstas fuerza de sicarios y fuerzas de choques, de
privilegiados, especuladores y acaparadores, llamadas “Comandos de Defensa”
para atacar todas las conquistas democráticas populares, de manera similar al fascismo.
No sólo el Gobierno de Maduro está en
peligro, también el pueblo venezolano y sus conquistas, y ningún Nacionalista
Popular o Socialista puede mantenerse neutral ante este hecho. Éste fascismo
organizado por EEUU en toda Latinoamérica, ataca la piedra fundacional de la
Liberación Nacional, que fue el Chavismo Bolivariano en Venezuela, y su sola
caída de Venezuela es el comienzo de la caída de toda Latinoamérica en sus
garras.
Los países que mantienen cierta
independencia política con respecto a EEUU, sabiendo esto, apoyó al presidente
Nicolás Maduro como medida de defensa, desde Argentina debemos propagandizar y
apoyar al gobierno de Maduro, como punto de partida para defender todo lo
conquistado y cómo medida de defensa de nuestro propio país.