Por Fernando Abel Maurente
“Compatriotas. Culmina un día difícil. Han ocurrido hechos
de violencia que ponen en peligro personas y bienes y crean un cuadro de
conmoción interior. Quiero informarles que ante ello, he decretado el Estado de
Sitio en todo el territorio nacional…”. El anuncio del ex presidente Fernando
de la Rúa, utilizando la Cadena Azul y Blanca, no llegó a cuatro minutos. Era
la noche de 19 de Diciembre de 2001. Un pesado silencio envolvió el mensaje
presidencial. Media hora después desde los barrios comenzó un monocorde y
creciente ruido de cacerolas que quebró el aire hasta hacerse ensordecedor. Una
marea humana desafiante se volcó sobre la Plaza de Mayo. El presidente acababa
de echar nafta al incendio. Cuatro muertes habían teñido de sangre la jornada
de saqueos en los barrios humildes de conurbano. El drama recién comenzaba.
Siglos parecían haber pasado desde triunfo electoral de la Alianza
(UCR-Frepaso) en Octubre de 1999. Su campaña que contó con la casi adhesión del
49% de los argentinos, se diseñó sobre la base de una propuesta simple: 1 a 1
sin corrupción. Cavallo del drama a la comedia El gobierno de la Alianza
continuó con la receta del 1 a 1 impuesta por la Ley de Convertibilidad en
1991. José Luis Machinea y López Murphy precedieron al regreso triunfal de
Cavallo quien exigió de un Congreso genuflexo poderes especiales ´para revertir
la situación que él mismo había creado. Esta vez su desembarco fue un
naufragio. Fue pasando el tiempo y los resultados eran esquivos. El FMI se
negaba a refinanciar la deuda externa que la misma institución alentó y comenzó
la fuga de capitales. 81.800 millones de dólares salieron ilegalmente del país
en pocos días. La noche del 2 de Diciembre, Cavallo anuncia impedimentos para sacar
dinero de los bancos. Este anuncio en realidad afectaba a los pequeños y
medianos ahorristas que solo podían retirar hasta un máximo de doscientos
cincuenta pesos por semana. Los poderosos ya habían sido advertidos una semana
antes de estas restricciones. La city se transformó en un infierno. Miles de
pequeños clientes se abalanzaron sobre los Bancos reclamando sus depósitos. Los
Bancos cerraron sus puertas dejando la desesperación en la calle. La ira
popular fue acompañada por una movida institucional que tuvo en el ex
presidente Alfonsín y el ex vice Eduardo Duhalde como sus protagonistas.
Reunidos en un Centro de Estudios fogoneaban el fin del 1 a 1 y proponían la
pesificación de la Economía. De la Rúa denunció a ambos como golpistas durante
el año 2001. El Pacto de Olivos era desempolvado por estos dos viejos
especialistas en intrigas palaciegas. La Iglesia Católica se ofreció a mediar
entre el gobierno y la oposición. Mediación que fracasó. A partir del 16 de
Diciembre se sumó a la complicada situación una ola de saqueos de supermercados
en el Gran Buenos Aires. El gobierno responsabilizó de los mismos a punteros
ligados a Duhalde y Rukauff. Volvamos a la noche del 19 de Diciembre.
Respondiendo a órdenes emanadas de la conducción política la policía desalojó
la Plaza de Mayo. Esa misma noche los manifestantes rodearon la casa de Domingo
Cavallo obligándolo a renunciar. Los manifestantes fueron corridos hacia la
Plaza de los Dos Congresos. Comenzó una resistencia pertinaz que se prolongó
durante toda la jornada del 20 de Diciembre. La represión se llevó la vida de
30 argentinos más. El estallido arrastró a otras ciudades del interior. Los
actos de heroísmo frente a la represión policial se multiplicaron hasta que un
helicóptero se elevó desde el helipuerto de la Casa de Gobierno y las radios
anunciaban la renuncia de De la Rúa. El júbilo de los manifestantes que
ocupaban calles, avenidas y plazas fue indescriptible. El decembrazo sus
consecuencias. A doce años de aquella pueblada se hacen necesarias algunas
reflexiones. El año 2001 registró por un lado la resistencia del pueblo
argentino en las calles y por el otro la actividad conspirativa de Macri- López
Murphy, por un lado y de Raúl Alfonsín- Eduardo Duhalde por el otro. A la
pueblada le siguió un golpe institucional que reflejó la puja de distintos
sectores económicos. Esa puja representó la presencia de cinco presidentes en
menos de diez días. El Cordobazo tuvo una salida institucional: las elecciones
de 1973. El decembrazo desembocó en las elecciones de 2003. Ambas puebladas
fueron triunfos tácticos que no resolvieron la contradicción principal entre el
bloque nacional y el bloque antinacional. Solo cambiaron por un tiempo la
relación de fuerzas de las clases enfrentadas. El 19-20 de diciembre, puso fin
a medio siglo de contrarrevolución iniciado en 1955. El decembrazo junto al
caracazo condujeron a la instalación de gobiernos populares en Latinoamérica.
Institucionalmente ese avance popular epilogó tiempo después en la fundación de
la UNASUR y la CELAC.
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