Jorge Orosco compilador
Fuente de referencia:
Norberto Galasso, “Los Malditos excluidos”
Volumen 2 – Página 401
Nace en Buenos Aires. Se ordena sacerdote.
En 1807, al producirse las invasiones inglesas, es designado capellán del
escuadrón de Húsares. En mayo de 1810, adhiere a la Revolución y participa del
Cabildo Abierto del día 22, votando por la cesación del virrey. Es un patriota
ardiente y exaltado.
En el informe que elevó Manuel de Goicolea
al Consejo de Regencia, dicho ayudante militar de Cisneros consigna que, en la
noche del 24 de mayo, vio “al reverendo Fray Aparicio predicando en los
corredores del Cabildo, en los tiempos más críticos de la insurrección, la
libertad e independencia y recorrer los cuarteles a caballo, con pistolas al
cinto, animando y sublevando las tropas”.
Por su parte, Juan Manuel Beruti, en sus
“Memorias curiosas”, relata que en la época del Primer Triunvirato y cuando los
alzaguistas conspiraban, el padre Aparicio fue abucheado, dos domingos seguidos,
en la parroquia de San Nicolás, por los contrarrevolucionarios pues le
imputaban que se metía en política en vez de leer el Evangelio. Aparicio había
sostenido durante la misa, la necesidad de defender a la Patria y que “España
se veía en términos peligrosos, siendo, su pérdida y dominación por los
franceses, ya irrevocable”.
En 1822, pasa a desempeñar el sacerdocio en
el pueblo de Pergamino. Muere en 1843.
0 comentarios:
Publicar un comentario