por Daniel Chaves
Inciertos días para la reorganización en más de una fuerza política. Sean éstas del bloque nacional como del que aglutina invertebradamente a quienes, por acción u omisión, convencidos o por mero “oposicionismo” siempre funcional a quienes dicen combatir, se congracian con los consejos de Washington o favoreciendo a los intereses del imperialismo anglo-norteamericano, y desde allí evalúan y ejecutan sus estrategias políticas antinacionales.
En este escenario post electoral se sucederán reacomodamientos más
producto de roscas que por el vapuleado, y paciente, proceso de persuasión
ideológica. En la mayoría de estos casos, se tratarán de “pases” de bando
tendientes a continuar erosionando gradualmente al Movimiento Nacional.
El peronismo de La Matanza, con su
indiscutible referencia en la persona del intendente Fernando Espinoza, logró
capear el temporal massista que arremetió triunfal en la mayor parte del
conurbano bonaerense, y alcanzó una correcta victoria electoral, con mayor
margen en la votación para concejales municipales, y una menor brecha en los
restantes cuerpos de la boleta. Se incorpora Verónica Magario a la cámara de
Diputados de la Nación, en tanto no logró renovar su bancada el escribano Luis
Cigogna, valioso puntal peronista del primer cordón del municipio.
El centrismo del FAP, arrastra la decadencia
sin final de la UCR distrital, y comparte con el vecindario su pestilente
olorcillo a caprilismo explícito, emanado por el PS binnerista, fracasó a lo
grande, no alcanzando el mínimo necesario como para que la edil Sandra Oviedo
(Libres del Sur) pueda renovar su lugar en el HCD. No faltaron las
explicaciones, en las redes sociales, del estilo “esto es producto de la gran
desinformación del pueblo matancero”, lo cual es como decir “son todos unos
ignorantes y por eso no nos votan a nosotros”…
Los 12 peldaños en juego serán distribuidos
entre el FPV (ingresan siete concejales) y el Frente Renovador, que incorpora
5. Las otras 12 bancas pertenecen al PJ-FPV.
Importante fue, asimismo, que la izquierda
trotskista-marxista-marxiana o marciana del FIT haya desbancado, en inédita
performance, a la onerosa e ineficaz campaña del denarvaísmo-moyanismo, del
cuarto puesto en las elecciones municipales.
¿Y de ahora en más, qué?
Huelga trabajar en la creación, articulación
e implementación de políticas culturales que lleguen a los sectores medios
matanceros, precisamente allí donde se continúan profundizando los flojos
resultados y una evidente disconformidad a ser atendida. Esto no es, sino
retomar la iniciativa en la batalla cultural a los fines de cerrar el grifo por
donde se ha venido escapando un apreciable “torrente” de apoyos más o menos
críticos, otrora alcanzados en San Justo, Luzuriaga, Ramos Mejía, Tapiales,
Ciudad Madero y demás localidades del primer cordón distrital.
Si pretendemos aportar a una holgada
victoria provincial en el 2015, con su conocido efecto en los resultados
nacionales, los matanceros deberemos trabajar en la reconstrucción de una
amplia victoria local que influya en la tendencia general en el conjunto de la
provincia. El rol que pueda desempeñar Fernando Espinoza a partir de las
internas venideras del PJ bonaerense – en las cuales es número ganador
indiscutido, desde el consenso alcanzado en torno a su figura, que va desde
Nación hasta la gobernación provincial- repercutirá en las fuerzas que imponga
el Movimiento Nacional para retomar la agenda de tareas, tanto de gestión como
de construcción político-ideológica para persuadir a los vecinos que
manifiesten dudas pero aún puedan volver a brindar su apoyo al Campo Nacional.
No se puede depender de los fabulosos e incondicionales apoyos de las barriadas
populares más postergadas – e incluso más periféricas desde el aspecto de la
organización institucional municipal- capaces de revertir, hasta ahora, toda
derrota peronista en “la otra mitad” del municipio. Se trata, además, de no
contribuir a “partir al medio” en bandos irreconciliables a los ciudadanos de
la región. Se trata, en cambio, de consolidar las políticas y los apoyos
logrados entre los sectores más desprotegidos, pero al mismo tiempo la
obligación de recuperar presencia en la disputa ideológica y la generación de
contenidos de cultura nacional entre las amplias capas medias que, de momento,
nos están poniendo a prueba con un Frente Renovador que, si bien perdedor en el
terruño en cuestión, no deja de convertirse en una inquietante segunda fuerza
que nos mira desde cerca…
En la disputa por la construcción de aportes
tanto para la gestión como para el debate de ideas y en la consolidación de la
Revolución Nacional, desde un perfil latinoamericano, sanmartiniano y
bolivariano, allí nos encontrarán a los militantes de la Izquierda Nacional.
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