Por Juan Carlos Dennin
Aún con
riesgo de caer en personalismos quiero rescatar algo que nace a comienzos de la
recuperación democrática. Quienes tuvimos oportunidad de participar, a mediados de los ochenta, del
desarrollo de las denominadas emisoras de baja potencia, muchas de ellas de
neto corte comunitario, vimos el origen de una manera diferente de comunicarnos e
informarnos. Mientras esto acontecía, la importancia de los medios de
comunicación fue creciendo y junto con ello su poder.
Hojas
sueltas y cuadernos Gloria servían para garabatear los trazos que pretendían
reemplazar el Decreto/Ley de Radiodifusión 22.285, de la dictadura genocida de
Videla y Martínez de Hoz. Época de
sueños que se vieron frustrados. Luego llegaron las propuestas en el marco del
Foro Argentino de Radios Comunitarias, los avances en foros y debates, y
los 21 puntos básicos por el derecho a la comunicación por parte de la
Coalición por una Radiodifusión Democrática que sirvieron para ir asfaltando un
camino legal para los medios.
Así
llegamos a aquella medianoche de Octubre, mes siempre tan caro a los afectos
del peronismo. Porque pasada la medianoche de aquel Octubre, se produjo la
votación que cambió para siempre la historia de este país: un Gobierno
peronista impulsó la demanda de amplísimos sectores sociales y políticos y
logró sancionar en el Congreso una ley que venía a igualar, democratizar,
enriquecer, modernizar allí donde hasta ese momento, un sólo Grupo había
construido el más fenomenal de los poderes de nuestro país.
Desde aquel
entonces pasaron más de cuatro años en los que un Grupo, UNO SOLO, gracias a
chicanas legales, por parte de jueces ideológicamente afines, logró frenar una
ley sancionada por el Congreso de la Nación, y sostenida por un arco
socio-cultural y político amplísimo, que contiene a las grandes mayorías. Pero
finalmente, se pudo llegar: con las mismas convicciones, con las mismas ganas,
con las mismas referencias históricas, los mismos valores e ideales, con las
mismas prácticas. Ahora, con la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales,
con nuestra “Ley de Medios” hecha realidad.
El fallo del martes 29 es un hito importante,
en un arduo y espinoso camino que aún habrá que recorrer. No es un triunfo del
kirchnerismo”per se”, sino del conjunto de las fuerzas políticas, y de la
democracia argentina. Es curioso que
muchas de las voces de la oposición política sigan vociferando los mismos
argumentos contra la Ley apenas se conoció el fallo de la Corte. Ni siquiera razonan, pensando a futuro, en que -si les tocara gobernar-
tendrían un problema menos con el que lidiar, sin haber movido un dedo; antes
bien, oponiéndose todo el tiempo.
Cuando un grupo económico alcanza el tamaño y
la influencia que tuvo y tiene Clarín, está en su propia naturaleza el seguir
apretando al poder político, extorsionándolo constantemente para poder arrancarle
nuevas concesiones. ¿La oposición no toma nota del hecho de que así
como el kirchnerismo pasó de amigo a enemigo en años, el accionar para con ellos
no va a poder ser distinto?
Algunos, como Carrió o Solanas cumplen su rol
sobreactuado de obsecuentes “clarinistas” ya que en su fuero íntimo saben que
nunca van a ser gobierno. Entonces dejan
fluir su verba testimonial.
Pero por otro lado, existen sectores que deslizan
sus intenciones de poder llegar a ser gobierno. Sus construcciones políticas,
al menos, apuntan a serlo, sean los radicales, los Macri o los Binner. El falso republicanismo que siempre tienen a
flor de labios choca de frente con las actitudes que adoptan. Ni siquiera
pudieron permanecer en silencio. Desfilaron por las pantallas del multimedios
los balbuceos de Binner, de Macri y de numerosos radicales, como diciendo “aquí
estamos presentes”, ignorando u ocultando que el fallo del más alto tribunal del país, fue
precedido de todas las garantías de procedimiento posibles y que de ese modo se afianzan las
instituciones. Ellos están con otra lógica de gobernabilidad que no pueden
explicitar ante el pueblo.
El voto de los jueces
Ricardo Lorenzetti, Eugenio Zaffaroni, Enrique Petracchi y Elena Highton de
Nolasco fue a favor de la constitucionalidad total de la normativa. En tanto, los ministros Carlos Maqueda y
Carmen Argibay votaron la constitucionalidad parcial de la ley. El único voto
en contra por inconstitucionalidad fue el del juez Carlos Fayt.
No es
casual que las posturas de sectores políticos (Proyecto Sur y binnerismo, por
ejemplo) que miran para otro lado en pos de ambiciones personalistas, y
que hayan votado en su momento en contra
del artículo 161 de la Ley (cláusula de desinversión) en 2009, sirvieran luego
a las Cámaras para declarar
inconstitucional el artículo 48. Luego para fundamentar los votos en disidencia
de Maqueda y Argibay en el fallo de la Corte Suprema, así como el de Fayt, para
hacer lo propio con aquel y también con el art. 161, para
intentar que Clarín conservara sus licencias excedentes, hasta su vencimiento.
Pasadas las lágrimas y las celebraciones por
lo que hemos obtenido entre todos, debemos volver a estar alertas. Al igual que
en el multimedios, pensemos que “esto aún no terminó”. La “pelea” con Clarín será larga, aún, y muy
dura, hasta lograr que por fin cumpla con la totalidad de lo que dice la
ley.
No podemos pretender que todo el gobierno se
encolumne detrás de esta pelea, ya que le espera una agenda de importantes
temas a definir, como trabajo en negro, transporte público, etc. Debemos enfocar toda la energía que sea necesaria
para aplicar la ley en plenitud, siguiendo los canales institucionales que la
propia ley establece; pero estrictamente eso.
Si con nuestro esfuerzo hemos logrado llegar hasta este punto, retomando
impulso lograremos la aplicación total de la ley.
Hoy somos una sociedad más democrática, más
plural, más igualitaria. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es una
conquista del Pueblo Argentino.
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