Por:
Luis Furio
No
hay duda que vivimos una de las crisis más graves y conflictivas de nuestra
historia, el desafío que la derrota electoral del 2015 proyecta sobre la Argentina
actual es de dimensiones alarmantes, que pone a prueba su presente y su futuro
como espacio social. Mucho más grave es percibir las enormes dificultades para
enfrentar tamaña crisis a raíz de que se genera y acentúa un clima de
incertidumbre y desconfianza que empeora y realimenta el proceso de deterioro.
La
tragedia de los días actuales, el desorden de un plan económico que día a día
destruye sin piedad al pueblo argentino, deja poco tiempo para mirar hacia
atrás. Una profunda reflexión nos permitirá encontrar las razones de nuestro
conflictivo presente. Si además le agregamos la orientada confusión de los
grandes medios de prensa oral, escrita y televisada, infantería periodística
mercenaria de la prensa monopólica que ofrece al pueblo el triste espectáculo
de su decadente visión política, el panorama se torna aún más incierto.
No pocos
argentinos se preguntan cuál es la causa de la decadencia de nuestra patria, de
su vaciamiento histórico, de la genuflexión de muchos de sus dirigentes. Podríamos
agregar miles de razones, ensayar miles de explicaciones, adjudicar cargos a
granel pero lo que importa hoy es saber; ¿qué destino tiene la República
Argentina? ¿Hay esperanza? Claro que la hay, pero siempre que sepamos interpretar
su angustia en la búsqueda de su felicidad y bienestar.
Si
bien es cierto que venimos de un largo período de destitución de valores
republicanos, proceso cuyo inicio podríamos ubicarlo en el Golpe de Estado de
1955 y hace eclosión en los finales del Siglo XX, dejando como resultado una
sociedad desintegrada sin representación política y con una enorme capacidad de
desconfianza. Llega ahora el momento de trazar la estrategia para unir a los
argentinos en un amplio Frente Para la Victoria. Porque es absolutamente
imprescindible colocarse a la cabeza de un proyecto real de cambio y manejar
los complejos y delicados componentes que lo definan. Es una tarea vacante
irrenunciable no sólo para el peronismo, sino para todo patriota que comprenda
la crisis argentina.
Amerita
el nacimiento de un nuevo Frente Nacional que resulte en una superación de los
líderes del Siglo XX, para lo cual se deben sumar corrientes heterogéneas
procedentes de todo el aspecto político – ideológico, que tendrán entre sus
factores de coincidencia la reafirmación del Estado Nacional. Las grandes
experiencias del Yrigoyenismo y el
Peronismo forman parte de la tradición del pueblo argentino, no conviene
desdeñar sus lecciones, sus rasgos positivos y negativos.
“Las
grandes transformaciones de la realidad se hacen cuando hay una íntima
articulación entre un gran sujeto popular movilizado y un proyecto político
nacional”.
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