Por Juan Carlos Dennin
Ayer nomás, en un pasado no muy lejano,
teníamos enfrente una dictadura, y la tarea, entonces, era organizar y
desarrollar la resistencia. Hoy tenemos en el gobierno a muchos de los sectores
civiles que se enquistaban en el poder gracias a esas dictaduras que ellos mismos planificaban. Aunque en
esta ocasión hayan llegado acompañados por los votos
ciudadanos continúan siendo los mismos personeros del “establishment”. Las tareas, que a primera vista parecen ser
diferentes, son en realidad bastante parecidas a las de aquellos tiempos.
Hay que acompañar
la resistencia contra el ajuste, los despidos, los tarifazos. Al mismo tiempo, avanzar en la organización,
en la unidad, para cimentar un amplio frente opositor que comience a
frenar el avance neoliberal. Ese es el camino a recorrer, tanto en nuestro país
como en la patria grande, donde las democracias comienzan a ser jaqueadas por un
neoliberalismo cada vez más salvaje.
Pero como nunca
se debe dar el segundo paso antes que el primero, se debe comenzar por casa, y
este 2017 puede ser fundamental para frenar el ajuste macrista, y que sirva, a su vez, para poder comenzar a
trajinar el derrotero que nos pueda llevar al crecimiento con empleo, con
inclusión…
No hace falta ser
un “iluminado” para darse cuenta que el eje central, el corazón de ese frente
debe pasar por el peronismo. Por el peronismo
unido. Y, al menos en la provincia de Buenos Aires, donde se librará la “madre
de las batallas” en el terreno electoral,
parece que se ha acusado recibo de esa necesidad. Algo que se desprende
de la última reunión celebrada por la Comisión de Acción Política del Partido
Justicialista, en la que han participado todos los sectores, aún aquellos que
se habían distanciado luego de la derrota de 2015.
Por otro lado,
el Gobierno es consciente de que esa unidad le resulta perniciosa y busca
rearmar su política de “divide y reinarás”.
La gobernadora María E. Vidal y Emilio Monzó lo plantearon en la última cumbre que tuvieron
en Olivos, junto a Macri y el radicalismo.
Quieren dividir en tres al peronismo.
Pretenden lograr, como una necesidad fundamental, una fractura del PJ
más importante que la que intentaban lograr con Mario Ishii, Aldo Rico, Eduardo
Duhalde y Raúl Othacehé.
En este juego de
fichas hacia la construcción frentista,
hay quienes no terminan de comprender la coyuntura. Fundamentan un purismo
abstracto que no conduce a ningún lugar, ya que no terminan de comprender que
la alternativa prioritaria es llegar a
obtener una contundente victoria sobre la fuerzas neoliberales. Una derrota permitiría la profundización de
las medidas que afectan a los intereses de los trabajadores, los pequeños y
medianos empresarios y comerciantes, y a todos los que afrontan la crudeza del ajuste, los
despidos, los tarifazos, la concentración económica. Los que se sumen a
defender las propuestas del frente deben ser bienvenidos.
La unidad es el
eje central de la propuesta sobre la que trabaja el peronismo bonaerense. Por
lo tanto, el resto de los sectores populares tienen que avanzar hacia la unidad
de acción que los lleve a integrarse en el Frente Nacional y Popular. La única
manera que hay para enfrentar las políticas de este Gobierno que ataca a los
más humildes es estar fuertes, y esa fortaleza se dará a partir de que se logre
estar unidos.
Por su historia,
además de por su clara vocación política, Cristina Fernández se ha convertido
en el referente de oposición más firme al gobierno macrista. Muchos peronistas no organizados y el sector más
amplio de la militancia del Área Metropolitana Buenos Aires la apoyan
incondicionalmente. Si bien estos representan a una minoría de los votantes, su
actitud, sumada a los reclamos de las vecinas y vecinos de los distintos
distritos, han convencido a los intendentes a aglutinarse alrededor de su figura,
y apoyar su candidatura en las próximas
elecciones. Y en eso están.
En la vereda de enfrente se encuentra un
gobierno que engañó a mucha gente y logró sus votos prometiendo que iba a
mejorar las cosas. La realidad hoy
demuestra que hace todo lo contrario. El
compromiso frentista será encontrar y trabajar sobre los resquicios que
permitan parar la exclusión y la destrucción de nuestra economía, para poder
retomar la senda cuya meta sea la
justicia social.
Se está jugando en tiempo de descuento. No es momento de egoísmos ni de miserias, es tiempo
de estar frente a propios y ajenos, con la necesaria humildad que permita
llegar a construir el colectivo que impida que se continúen implementando las
políticas nefastas. Esas que ya se intentaron imponer tanto en la dictadura
como en los noventa. Y que sabemos cómo terminan…
El sistema de poder global ha comenzado un
proceso de redefiniciones. Sería lógico
entonces, que si hacia finales de este
2017, el peronismo se configura como la alternativa al experimento Macri
debería plantearse una redefinición de su proyecto. Pero como eso es hoy
“harina de otro costal”, y lo prioritario de la hora es enfocar la mira en la
construcción frentista que lleve a la victoria popular en
las elecciones de medio término.
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