A
mediados del mes de agosto pasado, tuvimos el agrado de participar de la
presentación del libro “Alfredo Palacios, el socialismo criollo”, escrito por
Juan Carlos Coral y publicado por Editora La Vanguardia.
La
mesa abordó la temática en forma de diálogo entre el autor y el historiador
Felipe Pigna. También expuso algunos conceptos al cierre de la charla, el
Secretario de Relaciones Parlamentarias, Oscar González. No faltó el debate
sobre temas de nuestra historia y también en torno a cuestiones de coyuntura,
lo cual incluyó algunos contrapuntos siempre muy interesantes para la
concurrencia.
Ambos
panelistas fueron desmenuzando las claves del pensamiento del histórico líder
socialista argentino. Entre los tópicos más destacados, Coral recordó que
Palacios tuvo su primer acercamiento a la cuestión social desde “su fascinación
por el Sermón de la Montaña” atribuido a Jesucristo, y desde allí fue
arrimándose a la doctrina socialista, sin haber sido un marxista ortodoxo.
También evocó que la interpretación del marxismo acorde a la realidad y
necesidades de los trabajadores de su época, aunado a cierta búsqueda de
integrar lo autóctono, las tradiciones criollas con las teorías socialistas,
generaron cierta incomprensión entre buena parte de las principales figuras del
Partido Socialista de inicios del siglo XX, y que en definitiva, contribuirían
decisivamente a su expulsión partidaria en 1915.
Asimismo,
recordó la magnitud de la obra parlamentaria de Palacios, con sus leyes
obreras, la creación del llamado Nuevo Derecho que “vino a cuestionar el mito
liberal de la igualdad de las partes en el contrato de trabajo”, la ley de
descanso dominical y la jornada de 8 horas, la ley de Accidentes de Trabajo,
así como su último proyecto de ley, el del Salario Mínimo, Vital y Móvil,
sancionado en 1964, o bien la ley contra la Trata que data del ya lejano 1913.
Remarcó
la defensa del mestizaje como base identitaria de Nuestra América, el
desencuentro de Palacios con Perón si bien Coral enfatizó la diferencia entre
el “error” de Palacios y la “traición” de Ghioldi con respecto al Movimiento de
Masas que se constituyó en el Justicialismo.
Plantea
en su libro Coral, con meridiana sensatez, el error histórico de la
participación del socialismo en la Unión Democrática, por aquello del “terror
al peligro fascista” que se divulgaba en aquellos tiempos.
Volviendo
a nuestro escenario de coyuntura, Coral fustigó a Hermes Binner por su apología
del libre mercado y lo acusó de “hacer lo que quiere con el sello” del PS.
Fiel
a su análisis político económico dominado por el pensamiento marxista, Coral
añadió que “el desarrollo de la tecnología, la magnitud de las innovaciones,
los aumentos de productividad, jamás se convierten en mayor justicia social
bajo el capitalismo. En este sistema, el hombre no tiene otro valor que el de
ser una herramienta más de la producción”, por lo que deslizó la “imposibilidad
de que el capitalismo pueda ser humanizado”.
Una
grata actividad cultural que convoca a la lectura profunda y despojada de
preconceptos, del libro del mencionado autor y otrora referente socialista,
quien sostiene, como síntesis de invitación a la profundización en la lectura
de la obra de Alfredo Palacios: “en medio de tantos errores, traiciones y
confusión, hay un punto de referencia, el sistema capitalista, que se mantiene
vigente, intacto, inalterable, para orientarnos en todos los análisis y en
todas las luchas” (…) y finaliza rubricando el propósito central de este
trabajo, afirmando que “si algunos quisieran sepultar a Palacios por sus
errores, nosotros queremos reivindicarlo por sus aciertos y colocar nuestras
plantas sobre la última huella del Maestro”.
La siguiente carta fue en respuesta a una nota de Schiller conmemorando la elección que llevó a Palacios al Congreso en los años 60. Allí el mismo Schiller admitía que, si bien el apoyo a la Revolución Cubana fue una de las bases de su campaña, nada hizo al respecto luego de elegido. Por el contrario, acompañó al establishment adverso a ella.
ResponderEliminarEs mi opinión.
Sobre Alfredo Palacios
16 de febrero de 2011 a la(s) 7:58
Maestro de qué...?
(Carta de lectores a Página 12)
A pesar de que hacia el final de su contratapa en Página 12 Hernán Schiller describe la verdadera cara de Alfredo Palacios, repite desde el inicio uno de los mitos históricos del discurso del establishment, el de la "obra" socialista del "maestro" Alfredo Palacios. Digno del Manual de Zonceras Argentinas. Sus posturas pro obreras las tuvo bajo gobiernos oligárquicos que hacían ilusorio cualquier atisbo de justicia social. Pero cuando llegaron al poder gobiernos que sí la hacían posible, se encolumnó entusiastamente con la peor reacción antipopular, sin ponerse colorado. La historia permite ver sin medias tintas esta conducta repetida de Palacios, desde los gobiernos de Yrigoyen, pasando por sus simpatías con el golpe de Uriburu y la gestación de la "década infame", hasta el de Perón; y más claramente durante la noche democrática de la "Revolución Libertadora", que lo tuvo como destacado legitimador de la represión sangrienta y el atropello a la voluntad popular, como en su participación en la fraudulenta Convención Constituyente.
Un socialista en serio, no esos cajetillas que decían practicar una política "científica" y gestaron luego gorilas peludos como "Norteamérico" Ghioldi, era Manuel Ugarte. Respetado como uno de los grandes argentinos y latinoamericanos (más reconocido en los países vecinos de nuestro continente que en el propio, seguramente gracias a la eficacia del uso del mito propagandístico), Ugarte fue expulsado por los "científicos" dos veces del Partido Socialista. Uno de sus "pecados" fue llamar "payaso" a Palacios, temprano aún en el siglo veinte. Era un auténtico socialista que podía ver a través de los cristales empañados del discurso hegemónico del poder oligárquico, que tenía a esta "izquierda" como cartón pintado de la escenografía "democrática".
Este discurso malicioso no es hoy ya hegemónico, por lo que sorprende el panegírico de Schiller. Y lleva a preguntarse de qué es maestro Alfredo Palacios. Quienes lo apoyaron en la elección que rememora Schiller pudieron atestiguar sobre su maestría en dobleces, oportunismo y traiciones. Será maestro, entonces, de los Menem, los Cobos y los Momos Villegas, y sigue la lista...
Osvaldo Jauretche
16/2/2011