(Fuente agencia Paco Urondo)
El diario decidió mandar al frente a los “cuatro legisladores
anti K que dieron su apoyo para aprobar un polémico proyecto”. ¿Cuál era? La
creación de una comisión bicameral parlamentaria que deberá investigar la
responsabilidad empresaria durante la última dictadura, entre 1976 y 1983.
Por Juan Ciucci
Luego de años de
inventar su historia de la “era k”, Clarín se prepara para apretar y negociar
con un gobierno que siente casi propio. Y motivos no le faltan. Pero al mismo
tiempo, comienza a operar contra los opositores que no se alinean con su relato
y su sed de venganza.
O en este caso, con
su necesidad de clausurar la búsqueda de justicia en relación a la última
dictadura cívico militar, algo que lo emparenta con su tradicional socio y
competidor en el mercado argentino, el diario La Nación.
Pero, quizás al ver
la repulsa popular que generó el
editorial del día lunes de la “tribuna de doctrina”, el “gran diario
argentino” optó por enfrentar el proceso de memoria, verdad y justicia de un
modo menos aterrador. Y la mejor opción que encontró fue apelar a unos de los
substantivos que más empleó en esta década: “polémico”.
La noticia titulada “Los cuatro senadores
opositores que ayudaron a los K a aprobar un proyecto polémico” es interesante para
entender el modo de operar de Clarín. Sin firma (una costumbre casi), la nota
le marca la cancha a quienes han sido muchas veces mimamos por el multimedios,
y hostigados cuando no responden a sus fines. Es el caso de Fernando “Pino”
Solanas, Rubén Giustiniani, Magdalena Odarda y Jaime Linares; quienes esta vez
participaron de la sesión que permitió la creación de una comisión bicameral
parlamentaria que deberá investigar la responsabilidad empresaria durante la
última dictadura, entre 1976 y 1983.
Clarín, sabemos,
tiene mucho que ocultar de esos años oscuros para el pueblo argentino. Y sus
socios en el país y en el exterior, también. Por eso ve con mala cara esa
comisión, y le pasa factura a los opositores que se sumaron a tratarlo. “El
grueso de la oposición ya había manifestado su rechazo al proyecto y avisó que
se abstendría en la votación”, nos cuenta. Son sus cómplices, que creen ver
renacer al ave fénix, y se aprontan a cumplir con sus deseos.
“La iniciativa fue
del diputado nacional y abogado laboralista Héctor Recalde (Frente para la
Victoria) y, recuerda Palarmantario, en la Cámara baja había contado con el
apoyo de todos los bloques a excepción del PRO, que se abstuvo", indican.
"Cuando se conoció el proyecto, hubo una fuerte resistencia del sector
empresario. La Unión Industrial Argentina (UIA), entre otras asociaciones,
manifestó su rechazo público. Algunas de las compañías denunciadas durante el
debate fueron Mercedes Benz, Ledesma, Loma Negra y Papel Prensa”, cuentan, como
si no fuera de ellos de quienes se está hablando.
Para el final dejamos
un signo de estos tiempos de “cambio”, casi preparando el terreno al giro
discursivo que sobre las acciones de la democracia efectuará la oposición. “Aun
cuando quedó instalada la idea de la escribanía, modo despectivo para reflejar
la imposición de temas que siempre logró el oficialismo, en la mayoría de los
casos contaron con alternativos apoyos de sectores de la oposición. Ayer no
hubo excepción y se confirmó la regla: en una tensa sesión en el Senado, cuatro
legisladores anti K dieron su apoyo para aprobar un polémico proyecto”.
Una idea instalada por el propio
multimedios, la escribanía. Ahora, que la renovación democrática que
propone quien vetó 130 de las 271 leyes vetadas en toda la historia de la
Ciudad de Buenos Aires, nos hace recuperar la República, el Poder Legislativo
ya no será lo que era. Las instituciones, por fin, están a salvo.
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