Por Daniel Chaves
Tal
como se preveía, pero acaso por una holgura bastante mayor a la imaginada hasta
por el más ferviente militante de Cambiemos, triunfó el Dr. Ramiro Tagliaferro
en las elecciones municipales del pasado 25 de Octubre, y será el intendente de
Morón durante el período 2015-2019.
La
contracara a esta verdad consabida, es la contundente derrota padecida por el
campo nacional y popular; específicamente el impacto recae sobre el partido
Nuevo Encuentro, que tras 16 años de hallarse al frente de la gestión municipal,
pasará a trabajar desde un robusto bloque de concejales en la oposición a la
conducción macrista, elegida por amplios sectores de las clases medias de
Haedo, Villa Sarmiento y Castelar, y con un apoyo considerablemente menor en
Morón Sur y Castelar Sur.
Un
cuadro bastante esclarecedor del estado de la cuestión en la lucha de clases en
este distrito del conurbano oeste.
La
división del viejo gran Morón restó masas populares, posibilitando un trazado
socioeconómico en el actual Morón aceptable para las posibilidades electorales
del bloque mayormente antiperonista, que de acuerdo a cada coyuntura, puede
mutar desde un progresismo moderado (entusiastas de ocasionales banderas
“vecinales”) a conservador abiertamente antipopular cuando lo que “prende” en
dicho sector es la cuestión de la inseguridad, y otros hartazgos no tan
menores, como lo pueden ser las veredas destruidas, los asfaltos mal cuidados,
las instalaciones lumínicas gastadas a menos de 10 cuadras de Plaza San Martín,
y otras problemáticas que hacen a la cotidianeidad del vecino disconforme.
Si a
ello le añadimos el sostenido descrédito que fue recayendo sobre la fuerza
política controlada por Martín Sabbatella, en particular de miles de ciudadanos
que antaño abrigaban la utopía del vecinalismo a ultranza y que fueron
abandonando a Nuevo Encuentro paralelamente al ingreso de éste bajo el amparo político y económico
de la conducción nacional del Frente para la Victoria, entonces el panorama va
hallando mayor claridad para entender esta especie de crónica de una derrota
anunciada.
El
desgarramiento del Movimiento Nacional en el terruño local, en una nutrida
variedad de agrupaciones, muchas de ellas confrontadas entre sí cuando menos,
agriamente, y los lazos muy poco consolidados –cuando no abiertamente minados-
entre estas versiones del peronismo de Morón y Nuevo Encuentro, fueron abriendo
una zanja muy visible y perceptible para cualquier vecino. De yapa, extender la
interna que debió cerrarse en agosto, hasta octubre (y luego aún hasta nuestros
días), facilitó el trabajo de captación, por parte del PRO-Cambiemos, del
interés de muchos ciudadanos disconformes con algunas de estas y otras variadas
y recurrentes menudencias.
El
desgaste generalizado de un lado, y un puñado de ideas fuerza, tan simples como
efectivas desde la vereda opuesta, hicieron el resto. Algunas veces alcanza con
recurrir a lugares comunes cuando del otro lado prima el divisionismo y los
rencores poco ocultos que pueden llegar, incluso, a la traición más abyecta.
Así
las cosas, impensadamente escaso tiempo atrás –pero no tanto- el municipio de
Morón estrenará nuevo intendente y fuerza política dominante.
Es
deseable aunque no tan esperable que el Dr. Tagliaferro sepa respetar los
múltiples avances concretados por el sabbatellismo en estos largos 16 años de
gestión, y que pueda ocuparse con ahínco a resolver las demandas que evidenció
buena parte de la ciudadanía y que, a la luz de los acontecimientos, no fueron
satisfechas por la dirigencia saliente.
0 comentarios:
Publicar un comentario