Al final, lo que parecía casi imposible
resultó. El ingreso de las derechas en
Suramérica mediante el voto popular, que anteriormente había fracasado en la
Patria Grande, logró colarse a través de Argentina. La estrategia desarrollada,
con la que previamente casi lo habían
conseguido en Brasil, pudo imponerse en las elecciones generales de nuestro
país.
La dirección político ideológica fue dirigida
en ambos países los monopolios mediáticos, quienes centralizaron como enemigo
al gobierno – el kirchnerismo en nuestro país -, responsabilizándolo de todos
los males y de que su continuidad todo iba a ser peor. La amplificación de esa
situación vacua que es la corrupción,
sobre todo contando con la complicidad de sectores de la casta judicial, fue el
arma preferida. Luego unificaron a
candidatos de la oposición planteando la
polarización kirchnerismo/antikirchnerismo, cuando la real hubiese sido
neoliberalismo/anti neoliberalismo.
Aunque
desde esos mismos medios ahora se señala que la situación es una mera
alternancia presidencial, la realidad nos indica que esto no es así. Son etapas,
la que culmina y la que se inicia, muy
diferenciadas por sus políticas, prioritariamente por la inclusión, la
redistribución de la renta, así como también por el enfoque sobre la ampliación
de derechos que se inició en 2003.
El accionar en las campañas electorales fue
bien diferenciado. Por un lado un candidato con una actitud de pastor mediático,
bajo la cual se ocultaba una propuesta de acciones y medidas contenedoras de un
gran impacto negativo sobre la economía, primordialmente sobre los sectores más
débiles de la sociedad. Sin embargo, ese fue mensaje el que caló más hondo
entre los electores que habiendo por sentado aquello de que lo iniciado en 2003
estaba bien eligieron una alternativa de cambio. La palabra hueca había triunfado.
Por otro lado, el candidato del Frente Para
la Victoria había expresado, en el camino hacia el balotaje, la centralidad del
desarrollo nacional en caso de acceder a la presidencia, pero el que diese
precisiones sobre las medidas a adoptar no fue prioritario para los votantes.
El núcleo del pensamiento del macrismo ha
sido y seguirá siendo que el “dios mercado” ha de ser quien señale el accionar
político a decidir, y que el Estado es el que deberá replegarse, abandonando,
disminuyendo o complicando las políticas activas adoptadas en los últimos doce
años, y que estuvieron destinadas a proteger a los sectores marginados de la
sociedad. El desarrollo que ese pensamiento interpreta es el de la entrada de capitales foráneos sin barreras
de protección, mientras que el planteado por el FPV apuntó siempre al
desarrollo de los sectores del capital nacional. Habrá que observar hasta donde
llegará a destruir la malla de contención social construida por el kirchnerismo,
el sexteto económico que designó Mauricio Macri.
Jamás, desde las elecciones de 1922, los
sectores de poder concentrado habían logrado instalarse en la Casa Rosada sin
la intervención de los sectores militares.
Este 2015 quedará como el primer peldaño subido por esos sectores, sin la
necesidad de impulsar golpes de estado.
La síntesis de a quienes representan en
realidad esos sectores está siempre fundamentada a través del diario de los
Mitre. En 2003, su entonces director Claudio Escribano le había presentado un
“pliego de condiciones”, a Néstor Kirchner, quien recién había asumido y presentando
en simultáneo, un editorial que proclamaba que “Argentina se ha dado gobierno
por un año”. En esta ocasión le exigió
al presidente electo, mediante un editorial rechazado hasta por sus propios
periodistas, que se compadeciera del “vergonzoso padecimiento de condenados,
procesados e incluso de sospechosos de la comisión de delitos cometidos durante
los años de la represión subversiva y que se hallan en cárceles a pesar de su
ancianidad”, considerando que la justicia aplicada sobre quienes cometieron
delitos de lesa humanidad, y que “constituye una verdadera vergüenza nacional”.
Desde
La Nación se le estaba planteando que defendiese a capa y espada a quienes
fueron responsables del mayor genocidio de nuestra historia y que asistieron a sus cómplices empresariales a
instalar el régimen socioeconómico que vació a nuestro país y destruyó su
industria. No por casualidad, en días previos habían aparecido pintadas en el
ex campo de concentración Mansión Seré, en nuestros pagos moronenses, las
consignas “el 22 se termina el curro”, curiosamente las mismas palabras utilizadas
meses antes por Macri, refiriéndose a los derechos humanos.
La resultante de la compulsa electoral ha
sido, como lo fue desde nuestros inicios como Nación, un país dividido en
dos. Si utilizamos la chicana usada por
la oposición, de la proporción de ciudadanos que no vota a quien ha ganado, podemos
observar hoy que el FPV obtuvo casi el 49% de los votos con 12.198.000
sufragios y que, además, hay más de 6.000.000 de ciudadanos que no participaron
de los comicios, por lo que tampoco votaron al PRO/Cambiemos. Cifras
interesantes para analizar a futuro.
Lo
que preocupa son las decisiones que adopta ilegítimamente esta Corte Suprema
adicta a la oposición para allanarle el camino a Macri. Fallos anteriormente
cajoneados, han sido emitidos esta semana por Lorenzetti, creando las
herramientas que permitan destruir al ANSES y al PAMI. No es casual esta toma
de decisiones por parte de la aristocracia judicial, ya que no les interesa
nada que no sea su propia ambición de co-gobernar, y al igual que los sectores que representan, y
miran con desdén a quienes pretenden igualdad de oportunidades para todos, y a que
la mitad del país haya votado en contra del neoliberalismo.
La
grieta no fue inventada el gobierno saliente. Es una entente creada por quienes
nunca han defendido un país con justicia para todos. Esa grieta viene desde el
lejano centralismo, desde la Corte Suprema que avaló el golpe contra Hipólito Yrigoyen
en 1930, desde los bombardeos de 1955, los derrocamientos de Frondizi e Illía, de
los asesinos de 1976, y de sus
continuadores neoliberales de los
ochenta… Está presente en todos aquellos
que defienden que haya argentinos de segunda.
En
el tiempo por venir surgirán circunstancias difíciles, ya que muchos
compatriotas no han prestado oídos a los planteos sobre ajuste. Hoy están comenzando a comprobar que lo que
se había señalado va tomando visos de realidad.
Se está viniendo encima de
Argentina una troika especializada para hacernos escarmentar por lo hecho durante estos doce
años y que ya ha recibido apoyos
foráneos por parte de quienes quieren quedarse con nuestra Patria.
El campo
popular deberá estar consiente de los
escenarios difíciles que están al llegar, con situaciones de represión e
invisibilización mediática total. Tan solo en las calles podrá el pueblo ser
escuchado. Y será nuevamente en la resistencia donde cobrará vida la
reconstrucción del camino iniciado. Se
acerca el tiempo de las autocríticas
solo servirá cuando las mismas apunten a la unidad y dejen de lado las
pequeñeces. Se ha vivido una década que
ha favorecido al Pueblo. La sumatoria de
la resistencia deberá incluir a quienes se hayan sentido empoderados y a
quienes haya que convencer. Los frentes
sectoriales, agrupaciones político partidarias, sectores del poder judicial, de
las universidades, así como también habrá que acercar a quienes individualmente
se pusieron la campaña al horno. ¡ Habrá que estar más unidos que nunca para resistir !
0 comentarios:
Publicar un comentario