Se nos fue el imprescindible de la barrera. Y
rápidamente se le rindió un emotivo homenaje en su trinchera de Independencia y
las vías, en la estación Morón.
Martín Jakovcevic, un digno militante
comunista que jamás se dejó tentar por las mieles del Poder, construyó una
línea de resistencia a la marea del mundo de mercado que nos impregna y ahoga
en su interminable oferta de tentaciones, llevándonos no pocas veces a
concretar nuestra condición de ciudadanos sólo en función de nuestra capacidad
de consumo.
Fomentó y contribuyó decididamente a la
creación y consolidación del vivero que a partir del sábado 25 de octubre lleva
su nombre. Transformado en cooperativa, aportó trabajo a decenas de vecinos con
este emprendimiento, amén de un embellecimiento inédito al costado de las vías
del ferrocarril Sarmiento, convirtiendo en un vergel lo que antes era un
depósito espontáneo de basura, escombros y roedores, como en tantas otras
esquinas de las mismas características.
Supo resistir intentos de desalojo por parte
de autoridades municipales y hasta de Gendarmería Nacional.
Sólo una grave enfermedad pudo con Martín,
pero queda la huella del compañero fraterno, solidario de todas las causas
nobles, siempre bien dispuesto a ofrecer un mate y una charla amena en “su”
vivero, siempre acompañado de trabajadores ferroviarios, que fue su otra gran
pasión.
Un héroe anónimo, sin el brillo de las
cámaras fotográficas, pero con el reconocimiento y el cariño de sus semejantes:
el pueblo trabajador, los “de abajo”, esos que algún día deberemos librar una
lucha final por la transformación social del conjunto de la humanidad. Algún día
será.
El ejemplo ético y militante de Martín
Jakovcevic seguirá ofreciendo su llamita de referencia para quienes transitamos
las calles de Morón.
Y como supo escribir Cervantes, desde la
imaginaria pluma de Sansón Carrasco, dedicado al Quijote (y nosotros añadimos,
a todos los héroes populares anónimos, a Nuestros héroes reales):
Yace aquí el hidalgo fuerte,
De valiente que se advierte,
Que a tanto extremo llegó
Que la muerte no triunfó
De su vida con su muerte.
Hasta
siempre, Camarada Jakovcevic
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