En 2008 nace
El Plan de Finalización de Estudios Primarios y Secundarios (FINES),
específicamente diseñado para brindar a jóvenes y adultos que no han podido
terminar su escolaridad, el apoyo y las herramientas necesarias para culminar
sus estudios. Este plan ha permitido a muchos compatriotas recuperar su
autoestima, gracias a que pueden lograr la finalización de sus estudios
primarios y secundarios.
De hecho,
en nuestra provincia hay 198.000 estudiantes que están culminando su paso por
la escuela secundaria a través de este programa.
Desde su
nacimiento, Y como sucede en nuestro país con todo accionar que permite avanzar
en inclusión social, hubo opositores y detractores que lo han llegado a tildar
de “medida facilista y demagógica”. No fue casualidad que desde el multimedios
Clarín publicase, en su momento titulares, tales como: “DESTRUYE EL SISTEMA FORMAL EXISTENTE Y TODOS LO ELIJEN”
, “EL PROFESOR ESTÁ FORZADO A APROBAR A LOS ALUMNOS”, “FINES ES UN MECANISMO
PARAESTATAL DE TÍTULOS EXPRES QUE ESTÁ CREANDO UNA POBLACIÓN ANALFABETA CON
TÍTULO SECUNDARIO” y otras barbaridades por el
estilo.
Ahora bien,
todas esas diatribas parecen haber calado hondo en vastos sectores de la
burocracia en nuestro Distrito de la zona oeste. Burócratas que solo se
interesan en permanecer pegados a su silla desentendiéndose del programa. Docentes
integrados en el plan que permanentemente descalifican al FINES. Manifestaciones de que el título que otorga
el mismo es un obsequio para el alumno, no respetar horarios, faltar sin aviso
y dejar a los chicos sin clase, parecen ser moneda corriente en varias de las
sedes en las que se dicta este plan.
Personas
grises que parecen ignorar que Fines es
esfuerzo, dedicación, inclusión para todas las clases sociales sin
discriminación, y una segunda oportunidad para todas aquellas personas que
quieran triunfar en la vida son la cara oculta de la educación.
No debe ser
una mera casualidad el que a un burócrata se le retrase la documentación de un
alumno, o que esos mismos papeles queden archivados en un limbo al que nadie
podrá tener acceso. No existe persona alguna que recepcione los reclamos del alumno sobre mal
comportamiento de algunos profesores.
Nada
trasciende, todo permanece oculto por el silencio cómplice de quienes parecen
sentir afectada su ínfima cuota de poder burocrático o por el funcionario que teme ver peligrar su
futuro con miras al 2015. Lo real y concreto es que parece haber demasiados intereses
en el fracaso del FINES, ya que lo que parecen intentar es su desaparición.
Intereses políticos localistas frente al 2015 y burócratas acostumbrados a no despegar sus nalgas de la silla que ocupan y a no hacer más que lo mínimo indispensable, forman un cóctel de involucionismo que arruinan la posibilidad de desarrollo y oportunidades de inclusión para muchos.
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