Ezequiel Beer / Geografo UBA
El mes de octubre es una víspera vital para el movimiento peronista pues
recrea lo que aconteció allá por el año 1945 cuando la gran movilización social
dio origen al peronismo como fuerza política.
A casi 69 años de dicha gesta otro gobierno del mismo signo gobierna los
senderos del país luego de un proceso de recuperación tanto económica como
política iniciada alla por el 2003 de la mano del ex presidente Nestor
Kirchner.
Hoy Cristina Fernández asume el desafío de dicha continuidad con una
serie de dificultades que prestan a considerar un próximo año electoral
incierto.
Variadas razones implican dicha reflexión a saber un contexto externo
recesivo y augurado por políticas de restricción de la demanda y austeridad
presupuestaria bajo un proceso de acumulación de capital sin precedentes por
parte de la plutocracia capitalista.
Una de sus caras son los llamados “fondos buitres" de los cuales la
Argentina litiga en fueros por fuera de su soberanía.
La contienda interna se dirime entre un sector empresario mayoritario
adepto a las viejas condiciones de privilegio legadas del menemismo y sectores
políticos de color justicialista que se retroalimentan por aquellos señalados
anteriormente.
La puja entre ganancias extraordinarias y aumentos desmedidos de precios
versus la supuesta abundancia en la emisión monetaria – concepto discutible a
la hegemonía economicista por parte de los aportes vigentes de Silvio Gesell –
y el déficit fiscal por parte del Estado hacen del conflicto sus ejes prevalecientes, dejando de lado que el propio Estado no fabrica ningún bien del tipo de valor
de cambio.
La disminución del crecimiento del ciclo económico del presente año hace
mella en casi todos los sectores de la población que notan una merma en sus niveles
de ingreso y compra ante un proceso inflacionario que aun no ha sido atenuado
en su debida proporción por parte de las autoridades económicas.
Una población también afecta a la influencia perniciosa de la agenda de
los medios de comunicación hace desvirtuar la agenda política que es objeto de
deslegitimación y desgaste perpetuo.
El próximo año electoral está tan cerca como tan lejos para poder
seguir capitalizando los logros acumulados, que la atmósfera que se respira es
de incertidumbre.
La estrategia de múltiples pre candidatos por parte del FPV choca tanto
con sus conflictos internos entre quienes son los de mayor fidelidad al
proyecto y sus oponentes que no manifiestan fisuras internas y que juegan con la baraja de lo novedoso o el “aire fresco “ que aparentemente toda sociedad
merece.
Los confines latinoamericanos indican que los gobiernos de corte progresista aun tienen espadas para avanzar
y continuar bajo la senda de un neokeynesianismo incipiente capaz de hacer
retroceder el avance neoliberal impuesto a sangre y fuego en aquel septiembre
negro de 1973 en Chile.
Otras alternativas se quedan en la esfera de la denuncia o la
fragmentación sin poder hacer mella en la sociedad en su conjunto, que en
definitiva aún augura esos tiempos de octubre donde el renacer argentino de la
mano del General Perón fue un hecho irrebatible.
0 comentarios:
Publicar un comentario