Por Roberto Maydana
Colaborador especial desde Maidstone, Inglaterra
El ex Presidente Néstor Kirchner, si aún
estuviera entre nosotros, seguramente hubiera utilizado en algún foro, su ya
famosa frase "¿estás nervioso, Clarín?" pero con una pequeña
variación. Ante los líderes mundiales, haciendo uso de su valor, le hubiera
gritado a España y por qué no a Europa ¿Qué les pasa europeos de derecha, están
nerviosos?
Durante los años que viví en Galicia, me
tocó vivir de cerca el nacimiento, crecimiento y posterior desaparición del fenómeno
de los indignados, que surgió con mucha fuerza en 2011 y llevó a cabo
innumerables protestas callejeras (y pacíficas) para reclamar soluciones en
medio de la crisis que azotaba (y aún azota) a España. El boom fue increíble y
aquellos que veíamos que toda Europa era más de derechas de lo que imaginábamos
cuando vivíamos en Argentina, sentimos un soplo de aire fresco y una esperanza
emocionante ante la aparición de la también llamada Spanish Revolution.
Sin embargo, una vez superado el clímax, el
fenómeno de los indignados fue perdiendo fuerza día a día, gracias también a
las campañas en su contra por parte de los defensores de lo mismo de siempre
(El establishment, los medios) y todo quedó relegado a una locura juvenil,
"de zurditos y comunistas" como le gustaba afirmar al ultra
conservador canal de televisión Inter-economía.
Todo volvió a la normalidad española, o sea
a lo que yo denomino "quejas desde el sofá" Las manifestaciones
perdieron fuerza, la gente no acompañaba, pero vos hablabas con cualquier
persona y todas pedían un cambio, se quejaban de la crisis, te contaban cómo
perdían sus empleos, criticaban al Presidente Rajoy y a la Eurozona... pero
desde la comodidad de su sofá.
El que no se quedó sentado fue Pablo
Iglesias, de apenas 36 años y líder de la ahora mundialmente famosa Podemos,
quien pasó de ser un tertuliano de televisión y profesor de universidad a ser
la cara visible del recién nacido partido político (no tiene ni un año de
creación) que puede derrumbar el histórico bipartidismo español (PP, PSOE) en
las próximas elecciones generales. En enero de este año se presentó Podemos y
dos meses después su partido logró cinco escaños en el Parlamento Europeo,
desde el cual realiza fantásticos discursos que asustan a los dinosaurios de
siempre.
De clara tendencia de izquierda, ateo, nieto
de un socialista humanista condenado a muerte por el franquismo, hijo de una
abogada de Comisiones obreras y de un profesor de historia, además de marido de
Tania Sánchez Melero, diputada de Izquierda Unida en la Asamblea de Madrid,
Pablo Iglesias sorprende a la oligarca Europa, con una serie de medidas que a
los latinoamericanos nos parecen lógicas pero que tienen muy nerviosos a los
empresarios y medios de comunicación de España, medidas entre las que se
destacan 1) Educación pública, gratuita, laica y universal 2) Reestructuración
de la deuda externa 3) Amparo frente a los desalojos 4) Eliminación del copago
sanitario y los procesos de privatización 5) Reducción de la jornada laboral a
35 horas semanales y de la edad de jubilación a 60 años 6) Derecho a una renta
básica para todos y cada uno de los ciudadanos 7) Aborto libre y gratuito...
Entonces la batalla mediática mostró sus
afiladas uñas: "zurditos", "comunistas", "partido
populista", "Amigos de los dictadores cubanos y venezolanos y de
ETA", fueron solo algunas de las calificaciones que recibió Podemos, a
quien además, día a día, minuto a minuto, segundo a segundo, vigilan, analizan,
observan en detalle a fin de encontrarles algún error, o si no lo inventan, como
cuando aseguraron que Pablo Iglesias había viajado en avión de primera clase,
lo que resultó ser una mentira gigante como una casa que el mismo líder de
Podemos, mostrando la copia de su pasaje en clase turista, se encargó de resolver.
Porque Pablo Iglesias es de una generación
que ya conoce las enormes presiones, campañas mediáticas y cadena de
acusaciones que deberá soportar por parte de los nerviosos conservadores que
ven venir la posibilidad de perder sus privilegios. Porque Pablo Iglesias es
joven y con energía y tanto él como su equipo saben manejar las redes sociales
(claves para su crecimiento) como pocos y no necesita de los poderosos canales
de televisión o periódicos para llegar a la gente, porque la revolución de
Podemos, a diferencia de los Indignados, tiene una base, una estructura, un
programa y gente capacitada, no solo estudiantes con ganas.
Podemos no para de crecer y, según el
periódico El Mundo, "Si las elecciones fueran ahora, el nuevo partido
ultraizquierdista superaría por dos puntos porcentuales al PP y por siete al
PSOE"
Creo que ni ellos mismos se imaginaban un
ascenso tan vertiginoso. Ojalá pueda resistir al gigante acoso mediático. Ojalá
Pablo Iglesias no tenga un accidente casual...
Ya lo dijo el catedrático de Ciencias
políticas y coautor del programa económico de la formación, Vicenç Navarro:
"Estamos viendo, pues, el intento de
destruir por todos los medios imaginables un movimiento que se considera
amenazante a la estructura de poder financiero, económico, y por lo tanto
político y mediático, de este país"
¿Qué
te pasa Europa, estás nerviosa?
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