Por Castro Quezada, Juan Luis
Buenos Aires 14/05/2015
Pido disculpas
como docente, como estudiante, como padre y como ciudadano. No pido disculpas
por él (Miguel Del Sel; candidato del pro en Santa Fe), pido perdón al público
en general y le pido perdón a los grandes autores pedagogos e investigadores de
la educación por no poder defender sus estudios como se merecen. Desde Paulo
Freire a Berta Braslavsky, de Emilia Ferreiro a Delia Lerner, y de Simón
Rodriguez a Piaget, entre otros, se pueden encontrar gran variedad de textos,
de bibliotecas enteras, para consultar. Cualquiera que desee puede consultar
miles de estudios realizados para abordar la temática educación y todo lo que
trae consigo una cuestión tan delicada.
La mayoría de los
ciudadanos argentinos hemos transitado las instituciones educativas, inicial,
primaria, secundaria, terciarios o universidades, carreras de post grados, post
títulos etc. Tal vez, y sin arriesgar demasiado, hemos transitado casi 20 años
en el mundo de la Escuela y ni hablar de aquellos que mandan a sus hijos a la escuela y colaboran en la cooperadora o
en asociaciones de padres o ex alumnos. Por lo tanto, podríamos suponer que casi
somos expertos en el tema. Que cualquiera puede opinar acerca de la escuela.
Parece ser que naturalmente sabemos del tema, que solamente la experiencia vale
y que las teorías vienen a ser un complemento sólo para aquellos que se
interesen en estudiar y profundizar en el mundo académico, para luego obtener
trabajo en escuelas o universidades.
Pero el problema
que aquí nos trajo a seguir pensando, son las declaraciones reduccionistas que
expuso en una entrevista televisiva el ex comediante y ahora candidato a
gobernador del pro; desde sus opiniones, nada más que eso, sus opiniones;
exhortó a las prácticas violentas de una sociedad añeja y desigual. Simulando
posibles soluciones concretas o pragmáticas llamó a dar cocazos, golpes, varillazos
y expulsar a los niños y jóvenes que tienen mala conducta en las escuelas. Para
volver a tiempos de “normalidad y orden”. Nadie puede prohibirle al señor Del Sel a
opinar, todos pueden opinar de lo que quieran. Como se sabe la opinión no está
sujeta a ninguna revisión teórica ni a ninguna argumentación científica ya que
al ser simples opiniones vale con ello y punto. Pero, se espera al menos, que
desde un candidato político que posiblemente pueda cumplir funciones públicas
en algún momento, se tome la molestia de no decir rápidamente lo primero que se
le viene a la cabeza. Se espera un grado mayor de responsabilidad en el
lenguaje en sus aportes para la construcción de sentidos.
Lo que no podemos
permitir es ser inocentes, o que nos traten de tontos; ya que sus palabras
violentas y sus declaraciones simplistas no son azarosas ni son casuales. Es
candidato de una expresión política que ya es gestión en la ciudad de buenos
aires y que ha demostrado dejar afuera a miles de niños de la escuela pública,
que ha reducido el presupuesto a la educación pública, que ha disminuido en calidad
los alimentos que reciben los niños, que ha cerrado grados, que ha vaciado de
contenidos los programas de formación docente, que ha llevado a las escuelas
proyectos extranjeros descontextualizados con marca empresarial, con lenguaje
de marketing y cotillón. Durante 8 años, la gestión pro, no hizo nada en
materia de calidad educativa, de emancipación, igualdad, problematización,
formación de sujetos críticos y autónomos, de solidaridad, pluralidad cultural,
de construcción ciudadana, de proyectos colectivos, de propuestas superadoras y
sobre todo de trabajar con los estudiantes la idea que la vida está como está y
no siempre tiene que ser así y que nosotros tenemos muchas responsabilidades y
posibilidades de transformarla.
Queda claro cómo Miguel Del Sel, discute torpemente
políticas educativas dejando en evidencia el plan neoliberal escondido, por
vergüenza ontológica, detrás de esos globos y sombrillas amarillas.
Qué diferentes son
las expresiones de Peroti del FPV en Santa Fe, él adhiere a la propuesta
Nacional no solamente porque se llevó el presupuesto educativo a lo más alto que tuvo la Argentina, ni por las
millones de Netboock, ni por el plan PROGRESAR, ni por los laboratorios científico-técnicos
que han recibido las escuelas, ni por los millones de libros de altísima
calidad, ni por decisión de incluir a todos, ni por las muchas nuevas
universidades, ni por las ciento de escuelas construidas, ni por la realización
de un canal educativo Encuentro y Paka Paka. No. Seguramente adhiere a la idea posible
de construir un futuro mucho mejor, de transformar y de compartir sueños
subvertidores de un “orden y normalidad” aplacadora deseosa de mantener los
privilegios y recuperar aquello que la patria le ha destinado a los más
humildes.
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