Por:
Lic. Pablo Santiago
Superadas
las PASO, y con los ganadores y derrotados ya establecidos dentro del FPV (y de
todos los partidos), es llamativo que algunos insistan en seguir apuntando sus
cañones contra Nuevo Encuentro, mientras asecha el PRO y la peor derecha con
posibilidades de gobernar el distrito. No hay absolutamente ninguna
circunstancia que pueda justificar el ser funcional a un partido político
enemigo de las clases populares y la soberanía nacional como lo es el PRO, ni
en Morón ni en ningún lado.
Es
llamativo que aquella máxima peronista de “el que pierde acompaña” tan
reivindicada, pase al olvido cuando la coyuntura electoral no es la deseada. Es
preciso aceptar la voluntad popular, y luego de haber aceptado ir a internas
desde un principio, honrar dicho resultado siendo orgánicos. Además, estos son
los lineamientos determinados por la conducción nacional del Movimiento. Si
esto no se considerara aceptable, entonces no hubiesen participado de una
interna partidaria desde un primer momento. Estas prácticas atentan contra el
Frente para la Victoria en Morón, cuando deberían focalizarse los esfuerzos en
concentrar los votos dentro del FPV para así evitar su dispersión, única
posibilidad de ganar las elecciones.
Por
otro lado sería también pertinente que desde Nuevo Encuentro se abra aún más el
juego político a los diversos sectores del peronismo que por ahora no
estuvieron incluidos, sea por la propia dinámica de la interna o diferencias
previas, algunas atendibles pero no prioritarias en este momento, con el objetivo
de consolidar el voto peronista y concretar una verdadera unidad hacia dentro
del Movimiento, que trascienda la mera coyuntura electoral.
Hay
que decirlo: la histórica confrontación entre el sabbatellismo y el peronismo
moronense hoy es anacrónica, está fuera de contexto, y quienes insisten en
mantenerla vigente pecan de trasnochados, independientemente de que sean
justicialistas o militantes de Nuevo Encuentro. Así como resulta irritante cuando
desde cierto peronismo se acusa al sabbatellismo de gorila o hasta comunista,
en una actitud macartista y mediocre, también lo es cuando desde Nuevo
Encuentro persisten elementos “progresistas” con ciertas reticencias hacia el
Partido Justicialista, en una actitud un tanto anti-peronista, y que teniendo
en cuenta la actual coyuntura nacional redunda en contradictoria.
La
unidad del peronismo en tanto columna vertebral y conducción, de la
centro-izquierda, de los socialistas, de los radicales, de los comunistas, y de
todos aquellos que crean en la soberanía nacional y la justicia social, es la
esencia del FPV y del Movimiento Nacional y Popular. Incluye tanto a Nuevo
Encuentro como al Partido Justicialista. Fue así como en tiempos del Partido
Laborista y FORJA, se formaron las primeras estructuras partidarias y orgánicas
del peronismo. Todos estos complejos representan el continuismo de un Proyecto
histórico, que trascendió las épocas y los gobiernos. Eso son el peronismo y el
kirchnerismo, dos expresiones u organizaciones que con sus matices representan
y son lo mismo: un proyecto de justicia social y redistribución, de soberanía
nacional y de independencia económica. Es momento de limar las asperezas ajenas
a estos tiempos, sobre todo estando frente al actual escenario electoral, y de concretar
la unidad de acción del campo popular. Unidad o derrota.
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