Por
Juan Carlos Dennin
En los convulsionados días de finales de los
sesenta, que preanunciaban la década que los sucedería, hechos curiosos se
producían al sur del Río Bravo. Por aquel entonces existían regímenes que técnicamente
se podían definir como democráticos, pero que eran, en realidad, democracias
tuteladas. Aquellos sistemas funcionaban más o menos así: los ciudadanos podían
elegir a quienes los “representarían” en el gobierno de sus países, habían
campañas políticas y demás. Ahora bien,
si el gobierno elegido desarrollaba un plan gubernamental que no sintonizaba
con las políticas de Estados Unidos, el Departamento de Estado norteamericano
recurría a los militares de esos mismos países, que habían sido entrenados por
ellos en la Escuela de las Américas ubicada en Panamá, para derrocar a sus
propios gobiernos.
Existían también militares que se preocupaban
por la situación de sus compatriotas y se oponían a esos gobiernos serviles.
Entre ellos podemos encontrar al entonces teniente coronel Omar Torrijos, quien
formaba parte de la Guardia Nacional de Panamá que derrocaba al presidente
Arnulfo Arias. Partidario de la vía militar al socialismo, asume, en 1968, y en
forma simultánea, la presidencia del Gobierno y la
jefatura de la Guardia Nacional, único cuerpo armado en ese entonces en el
país. Torrijos rompió con la tradicional hegemonía de los grupos dominantes, lo
que en ese país llaman los rabiblancos, y buscó su legitimidad en el apoyo de
las clases populares para transformar al país en beneficio de sus ciudadanos
olvidados.
Se convirtió en símbolo de la resistencia ante el
poder neocolonial de EEUU, como jefe de gobierno con poderes especiales,
gobernó durante seis años y mantuvo posiciones democráticas en política
interna, de no alineación en la esfera internacional, de comprensión y
solidaridad con la Revolución
Cubana y con la
lucha armada del movimiento sandinista en Nicaragua.
Entre las obras realizadas por su gestión,
para favorecer el desarrollo del empleo y las obras de infraestructura
necesarias para el país, creó el Centro
Financiero Internacional. Recuperó más de 30 mil millones que vale
el Canal con las áreas revertidas y 200 millones anuales que recibe el país por
el uso del Canal (con lo que se fue ganando el odio norteamericano). Graduó a muchos maestros becados para
erradicar el analfabetismo; abrió caminos de penetración por todos los campos
del interior, donde inclusive hizo desaparecer las carretas. Construyó el Gimnasio Nuevo Panamá, el Estadio Revolución, el Aeropuerto de Tocumen,
Atlapa, el edificio de La Lotería, la autopista de Panamá-La Chorrera; creó el Puerto
Pesquero de Vacamonte, el oleoducto en Chiriquí,
el Centro Bancario Nacional; Construyó Cemento Bayano, el Ingenio La Victoria;
estatizó lo que era la Compañía Fuerza y Luz, creando el Instituto de
Recursos Humanos y Electrificación (IRHE). Consolidó un liderazgo
personal que lo llevó a presentar la lucha panameña de reivindicación soberana
en los países del Tercer Mundo, en los Países No Alineados en SribLanka, en
Europa. Se reunió con todos los líderes mundiales: Yossi Bross Tito, en
Yugoslavia; Omar Kadafi, en Libia; Yaser Arafat, en Palestina; Felipe González,
en España; François Mitterrand, en Francia. Fue el primero en el mundo en
reconocer a la República Árabe Saharaui Democrática.
En julio de 1981, poco tiempo después de
asumir Ronald Reagan en EE.UU., el avión que lo transportaba explota en medio
de una fuerte tormenta, “accidente” demasiado similar al que había sufrido
apenas tres meses antes el presidente ecuatoriano Jaime Roldós Aguilera. Siempre se sospechó
de la mano de la CIA detrás de ambos accidentes. Ambos eran Jefes de Estado que
molestaban al poder del norte.
En 1983 asume como presidente de facto Manuel
Antonio Noriega. Estableció una dictadura
que sumió al país en una grave crisis económica, política y social. Al dejar de
servir plenamente al país del
norte, decidieron caducar sus funciones.
La manera en que fue “corrido” del poder, se produjo en 1989, mediante una invasión militar de EE.UU.
Curiosamente, en 1984, cuando Noriega había cometido
un descarado fraude electoral, el secretario de Estado de Reagan lo elogió por
"iniciar el proceso de la democracia". Pero en 1989 (con más hipocresía) Bush padre,
de repente, decidió que tenía que invadir para tumbar a Noriega y
"restablecer la democracia". La entrada de 35000 soldados
estadounidenses provocó numerosas muertes tanto civiles como militares y causaron
el desmantelamiento de las fuerzas militares panameñas, el caos económico y
social en el país. Argumentaron que era para defender al pueblo panameño, pero
como es su costumbre histórica arrasaron la vecindad popular El Chorrillo, que
luego se bautizó "Hiroshimita". Se calcula que 6.000 personas
murieron, muchas enterradas en fosas comunes. Las tropas estadounidenses
quemaron con lanzallamas cuerpos, que se achicharraron en las llamas. El país
se va degradando, y la entrada a la época neoliberal brinda opciones que
resultan interesantes para muchos empresarios y profesionales.
Al despuntar el nuevo siglo, aparecen las
denominadas Sociedades Offshore que son corporaciones o sociedades anónimas
establecidas y registradas en la República en Panamá, conocidas como IBC´s en
ingles ¨ International Business Corporation ¨, y se presenta con terminologías
como S.A., Corp., Inc. y etc. Una sociedad Offshore en Panamá no requiere de la
suscripción del capital, ni tampoco un desembolso para iniciar sus actividades y lo mejor es que, con ella, los negocios
pueden llevarse a cabo en Panamá o en cualquier parte del mundo.
Estas sociedades dan muchas ventajas
especialmente a los extranjeros, ya que brindan una mayor protección y
confidencialidad, añadiendo, que se logran incrementos de las ganancias. Para la creación de esta sociedades se
necesitan de directores y dignatarios que pueden ser de cualquier
nacionalidad; además, se requiere la coincidencia de tres personas naturales o
jurídicas para integrar la junta directiva.
Un aspecto importante es que las
sociedades anónimas sólo pagarán impuestos sobre la renta en Panamá, por los
ingresos de actividades lucrativas que se realicen en el territorio panameño,
en el cual requerirá de una licencia comercial o registro de operación.
Cualquier ingreso obtenido fuera de Panamá NO PAGA impuesto sobre la renta.
Otra de las posibilidades ofrecidas son las
Fundaciones que dan un soporte adecuado a las corporaciones de tal manera que aumentan el anonimato de forma conjunta,
donde la sociedad anónima absorbida por una fundación de interés privado logra
una protección de sus bienes o activos. Este tipo de servicios de Fundación
y Corporación era considerado de los
más anónimos del mundo.
Era de los más seguros hasta que esta semana, según
se desprende de la investigación divulgada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación
(ICIJ), decenas de políticos de alto rango, deportistas y
personalidades mundiales están implicados en el manejo de cuentas offshore, Los
periodistas y la fuente compartieron los archivos a través de un programa de
ciberseguridad, Nuix, para analizar la cuantiosa documentación. Utilizaron un proceso tecnológico, conocido
como reconocimiento óptico de caracteres (OCR, en inglés), que les permitió
organizar los archivos encriptados, convirtiendo imágenes en textos digitales.
El detalle de que el actual presidente
argentino esté involucrado en varias empresas de ese tipo no es de extrañar, dado
su historial empresario/familiar, aunque sí lo es, como publicaron varios
medios extranjeros, como el periódico
alemán Süddeutsche Zeitung, que “llama la
atención que al Presidente lo tratan muy bien los grandes medios de su país”
cuando “a su antecesora se la sometía a
fuertes presiones para que deje el cargo”.
Advirtió el ICIJ en su revelación, que existen
vías legítimas para el manejo de fideicomisos offshore, con lo cual dependerá
de investigaciones ulteriores la determinación de si los implicados cometieron
delito o violación de la ley. Lo que sí
es seguro es que de no ser ilegal, es algo al menos ilegítimo, sobre todo para
quienes prestan servicios públicos.
Lo que se nos está pasando por alto es que todos estos “paraísos
fiscales” son los que han favorecido desde hace décadas, y aún hoy favorecen el
desarrollo de nuestra Deuda Externa. Esa misma que contraen estos “exitosos”
empresarios con evasiones, fugas de capitales y autopréstamos, y que luego reclaman que nosotros, Pueblo, nos
hagamos cargo de su pago para defender el regreso de Argentina al mundo. Aunque omiten declarar que ese, es un mundo de sombras regido por el
capital financiero.