Por Luis Furio
La Democracia,
a pesar de sus defectos —no son pocos en la práctica— es el mejor sistema de
convivencia, y en éste, el objeto último de la acción política es en definitiva
el hombre. Pero no la humanidad en abstracto, sino cada uno de los hombres del
mundo a partir de uno muy concreto, el hombre argentino. Los actos electorales son sólo una parte —importante
por cierto— de la democracia y el arte de gobernar.
La
experiencia nos dice que ningún pueblo del mundo vota una plataforma política
sino que vota a candidatos, a personas de carne y hueso en quienes se ve
representado. En estas latitudes, los restos informes de una “Unión Democrática”
transformada en un macrismo totalitario, montado en los errores y
contradicciones del FPV gana las elecciones del 2015.
Es indudable
que el 51% del electorado obtuvo democráticamente la Primera Magistratura de la
Nación. Más allá de los resultados de la
elección existen dudas acerca de la capacidad de todo el espectro político, ya
sea oficialismo como oposición, de saber leer con cuidado los resultados. Por
ejemplo: no se entiende por qué un 51% autoriza a actuar como si hubieran
ganado por veinte puntos… ganaron por dos
y los perdedores actúan como si hubieran perdido por veinte y no por dos
puntos. No hay una respuesta contundente
a este incomprensible laberinto político.
La política
es una realidad dotada de su propia lógica y la lógica nos obliga a un análisis
que nos permita encontrar la salida correcta. Pensar en otras alternativas
donde podamos deliberar y hacer planes, transformar una historia pasiva en historia
creadora y convertir la utopía en actos.
Conformar una oposición alejada del individualismo que obstruye y
deforma, ubicarnos en nuestra propia realidad aprovechando los errores del
adversario. Reagrupar y reconstruir con visión frentista el Campo Nacional y
Popular es una deuda que tenemos con el pueblo. Para cumplirla debemos
considerar que el Kirchnerismo conserva un importante porcentaje del electorado
que está de acuerdo con las medidas que se tomaron por la Distribución del
Ingreso, para la Asignación Universal por Hijo, la Recuperación de Aerolíneas Argentinas y de
YPF.
Somos partícipes
de una conflictiva etapa política de nuestra historia que exige de todos
nosotros mucha apertura mental, mucho el estar dispuestos a la sorpresa, a lo
nuevo, a lo diferente. Debemos evitar las digresiones mediáticas que confunden
y nos someten a la cultura de la estupidización.
En esta línea
de pensamiento reside, en mi opinión, el propósito básico de “Huellas” que
reposa ante todo sobre el hombre y la mujer concretos, carnales, no del
indeterminado futuro, sino del angustioso e indiscutible presente.
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