Los servicios de salud pública se transformará radicalmente en sus
funciones y estructuras debido a los nuevos conocimientos aportados por la
medicina y otras disciplinas.
La evolución de las especialidades en biotecnología, genética, ciencias
humanas y ciencias sociales y económicas es de tal envergadura que nos permite
conformar un nuevo polo científico que
podríamos denominar “ciencias de la vida”. El desarrollo científico y los
procesos de reforma de los servicios de salud nos llevan a sostener que puede
concretarse el proyecto de alargar los años de la existencia humana y al mismo
tiempo incrementar el bienestar en cada una de sus fases de desarrollo.
Para lograr estos objetivos el servicio sanitario en sus distintas
formas debe estructurarse bajo un modelo social orientado a satisfacer las
necesidades de bienestar de las personas, teniendo también en cuenta, en la era de la globalidad,
la exigencia de una mayor y más avanzada demanda de salud.
Esta nueva cultura tiende a manifestarse por parte de las personas como
expectativas de conocimientos y de instrumentos para lograr ser autores del
propio proyecto de calidad de vida y por consiguiente ello lleva a transformar
el sistema sanitario desde una perspectiva asistencial (tutela de la
enfermedad) a la promocional (producción de bienestar)
En cada aldea abierta al mercado global, la promoción de la salud para
el individuo, la familia y la comunidad tiene costos elevados que obligan a
quienes gobiernan a invertir en salud pública recursos financieros de manera
continua. Nuestro país puede asumir ese compromiso político y administrativo
siempre que el inevitable aumento del gasto se afronte introduciendo en la
salud pública la responsabilidad de gestión y la aplicación de leyes a largo
plazo.
La economía en la gestión y en la racionalización de la organización
constituyen además, factores decisivos para evaluar los resultados y la
compatibilidad de los costos.
La innovación de los servicios de salud hacia la producción de bienestar
centrados en la auto-tutela de la salud puede sostenerse sólo a través de la
optimización de la relación de costos y beneficios parámetros que introducen en
el área sanitaria una exigencia de metodologías y técnicas de gestión y una óptima
relación financiera entre estado proveedor de salud pública y servicios de la
seguridad social, sin descartar hacer interactuar al sector privado.
El comienzo del tercer milenio puede constituir el momento de la
construcción de la salud y de la
prosperidad sin exclusiones, si las distintas naciones, contando con el sostén
de las organizaciones internacionales- se preparan para introducir políticas
justas y con equidad en los servicios a las personas, necesarias reformas
institucionales y modelos organizativos y gestionales oportunos.
Sin embargo, a este optimismo de poder promover la salud como un “bien
inalienable” y producir servicios como un “bien común” se contrapone el tomar
conciencia de una creciente desigualdad entre los pueblos y entre los sectores
de una misma población, en particular, el garantizar el derecho a la salud y a
la asistencia sanitaria y social. La
separación ente los países industrializados y los denominados en vías de desarrollo,
y dentro de ellos, las diferencias entre áreas evolucionadas y degradadas,
puede ser parcialmente superada.
Dr. Francisco Donzelli
Cirujano
De Planta. Encargado Sector Proctología
Hospital de
Morón
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