Gerente
de Banco
China
fue hasta principios de los años noventa un país gigante del cual poco se sabía
en el resto del mundo. Cerrado sobre sí mismo. Gobernado por un régimen
estricto, que no dudaba en pasar por arriba de estudiantes que protestaban, con
un tanque de guerra. Casi sin medir las consecuencias de una condena
internacional. Casi sin importarle el qué dirán. Hacemos referencia a los
hechos acontecido en la plaza de Tiananmen en junio de 1989.
Hacia
fines de esa misma década comienza a perfilarse como actor regional,
estrechando vínculos diplomáticos y comerciales con sus vecinos asiáticos, con
el fin de obtener los recursos necesarios para sostener su propio desarrollo industrial.
Comenzaron a ser habituales las giras internacionales de los distintos
presidentes que gobernaron desde los 90 en adelante.
Imprescindible
para ello es ser creíbles y abrirse. Por eso a nivel regional firmó acuerdos
con casi todos los países de la región, de no agresión, de desarrollo y
comerciales. En una segunda etapa hizo lo mismo con otros países de todos los
continentes. Con un Servicio Exterior muy preparado, capacitado y disciplinado,
fue seduciendo a los distintos gobiernos. Gestando relaciones nuevas que le
permitieron generar inversiones en esos países socios, para luego poder “colaborar”
en sectores de la economía, importando materias primas y exportándole luego productos
terminados, maquinarias, tecnología y servicios. Sus productos se exportan hoy
a todo el mundo.
No
se trata solamente de comerciar. Para que ese proceso se sostenga en el tiempo
es necesario construir puertos, autopistas, tender nuevas vías ferroviarias,
gasoductos, aerostaciones. Todos estos proyectos se encuentran respaldados por
el Banco Asiático de Inversión, donde China aporta un fondo de 40.000 millones
de dólares. Las sumas de todas estas inversiones superan las que EEUU utilizó
para el Plan Marshall, con el que se reconstruyó la Europa después de la II
Guerra. (CONTINUARÁ)
Fuentes: Sandra Ramos. La nueva Ruta de la Seda. (2016); Mario Esteban y Miguel Otero Iglesias.
¿Qué podemos esperar de la nueva Ruta de la Seda? (2015); Adrián Vidales García. La nueva ruta de la seda y el resurgimiento
político de China. (2016)
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