Por: Luis Furio
En el curso de estos últimos treinta años el Movimiento Nacional
Justicialista ha enfrentado tremendas luchas internas de tal magnitud que han
planteado la imperiosa necesidad de un exhaustivo análisis con el objetivo de
encontrar el camino de la unidad elemento central para el futuro del
movimiento.
El lastre de años de controversias, vicisitudes y contradicciones
sumadas al lógico desconcierto de las bases impone una tarea cíclica, un desafío
para recomponer su estructura. Es indudable que, parafraseando a un clásico
revolucionario social, estamos en “Los tiempos en que hay que repensar todo
nuevamente”; esto requiere de un análisis racional lejos del fanatismo verbal
que disgrega y entorpece.
Se
impone entonces la búsqueda de un nuevo cauce, un nuevo camino. A veces
vacilante, a veces torpe y debilitado con sus marchas y contramarchas, sus
errores, sus torpezas y algunos impresentables que han sufrido transformaciones
que los hace irreconocibles, o han crecido o des-crecido en el poder. Lo cual
los hace pasar de la ofensiva a la defensiva como en un pase de manos. Es lo
que tenemos, es lo que la historia ha podido dar.
Es sabido que la política no es una especulación sino una realidad
dotada de su propia lógica y la lógica
nos obliga a decisiones que nos permita encontrar el camino correcto. En
principio alejarnos del “internismo” que conlleva a la improvisación casi permanente
sin planes concretos para el presente. Internismo que confunde y desvía el
objetivo del verdadero enemigo: Mauricio Macri y su banda de mafiosos que
enajenaron el país, que abruma con sus D.N.U., con sus despidos, su ausencia de
diálogo, indefensos ante un Estado que no escucha, provisto de un aparato
mediático-ideológico, estamos sin más ante un “totalitarismo” de nuevo signo que
lo quiere todo. No confundir… Macri es el enemigo público número uno de nuestro pueblo.
Un nuevo y esperanzado camino de unidad nos brindaría la enorme
posibilidad de encontrarnos con nosotros mismos, la recuperación del Movimiento
Nacional Justicialista, la confianza en la política como herramienta válida
para el futuro, única manera de potenciar un nuevo bloque de poder. Más allá de
las opiniones de politólogos debemos rescatar algo que es indiscutible:. “El
peronismo a la luz de su ideal absoluto es como el viejo principio de Lavoisier;
nada se crea…nada se destruye, todo se transforma”.
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