"La primera vez
que vi una película en la cinemateca de Francia, pensé: Solo los franceses.
Solo los franceses pondrían un cine en un palacio.
Me hice miembro de lo
que en esos días era una especia de masonería: La masonería de los cinéfilos,
los amantes del cine."
The Dreamers (2003),
Bernardo Bertolucci
Por Rocío Rivera
Profesora y estudiante de Artes
La
producción argentina ha crecido considerablemente en estos últimos años. Con un
avivado ánimo por parte de los organismos estatales gestores de subsidios,
planes de fomento, etc., el cine experimentó un marcado desarrollo y un aumento
de audiencia, gracias a la variada oferta que las películas argentinas lograron
ofrecer en estos últimos diez años, particularmente.
La
apertura de nuevos espacios INCAA (como el que se abrió en nuestro partido de
Morón el año pasado), con su programación casi abocada a la oferta local y sus
entradas a precios realmente accesibles, las producciones argentinas han logrado
permanecer más cantidad de semanas en cartel. Sumado a estos nuevos espacios,
la incorporación de salas abiertas a la exhibición de los films locales por un
tiempo más prolongado en sus carteleras (como el programa Cine en el San Martin (complejo cultural San Martin, CABA) o el
cine MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires)) que no solo permiten
más oportunidades de poder mirar una cinta por parte de los espectadores, sino
también la circulación de películas independientes, que no tienen acceso a las
salas comerciales más tradicionales.
A
modo de ejemplo de este crecimiento en la industria cinematográfica argentina,
en el año 1995 se estrenaron 34 películas nacionales (entre ellas, Caballos Salvajes (Marcelo Piñeyro) y No te mueras sin decirme a dónde vas
(Eliseo Subiela)), en el 2000 se fueron 46 las películas estrenadas (donde se
destacan Nueve Reinas (Fabián
Bielinsky), Plata Quemada (Marcelo
Piñeyro), Esperando al Mesías (Daniel
Burman) y Perón, sinfonía del sentimiento
(Leonardo Fabio)), en el 2001se estrenaron 49 films (destacándose La Cienaga (Lucrecia Martel) y El hijo de la novia (Juan José
Campanella), en el año 2005 fueron 66 las películas (como Geminis (Albertina Carri), Whisky,
Romeo y Zulu (Marcelo Piñeyro), en el 2012 fueron aproximadamente 127 las
cintas realizadas localmente (incrementádose la oferta, brindando géneros variados
como la comedia terror en Plaga zombie: Zona mutante - Revolución
tóxica (Hernán Sáez y Pablo Parés), el documental como Darío
Santillán, la dignidad rebelde (Miguel Mirra) o las de corte puramente
comercial como Dos más Dos (Diego
Kaplan) o Días de Vinilo (Gabriel
Nesci)). Exponencialmente este número de films se ha ido manteniendo a lo largo
de los años llegando a 119 el año pasado 2015 (con el record de taquilla que
significó El Clan (Pablo Tropero)) y
109 estrenos programados para la totalidad de este año (donde ya hay records de
audiencia para la comedia Me casé con un
boludo y el drama romántico El Hilo
Rojo).
Esta
breve historización es para recordar la importancia de la industria del cine en
nuestro país, no solo a nivel económico, sino a nivel cultural, artístico y
social. Este año se han lanzado varias medidas para reactivar la producción
local, ante la situación económica que atraviesa el país, donde los costos se
han incrementado hasta el ridículo. Deseamos, desde los que amamos al cine “desde
afuera”, desde su visionado y estudio, que las medidas llevadas a cabo por un
gobierno al que poco le importa el capital cultural que nuestros artistas
supieron construir, no puedan desmantelar la compleja red de producciones artísticas
nacionales, entre las que se encuentra nuestra querida cinematografía.
A
modo de cierre, vale recordar que el cine argentino siempre ha sido valorado en
la industria fílmica internacional, por su calidad y su originalidad. Ya desde
la década de 1940, la película de Francisco Mugica Los Martes, orquídeas (con Mirtha Legrand y Juan Carlos Thorry)
tuvo su remake en Hollywood llamada You
were never lovelier (protagonizado por Rita Hayworth y Fred Astaire). Vale ponderar
también la versión mexicana de Así es la
vida (1939), otra película de Mugica, llamada Azahares para tu boda (1950). Luego sobrevinieron las reversiones
de Nueve Reinas (Criminal, 2004), Elsa &
Fred (reversión homónima del año 2014), una versión mexicana nuevamente de No sos vos, soy yo (Taratuto, 2004)
titulada No eres tú, soy yo (2010),
la versión coreana e italiana de Un novio
para mi mujer (2008) de 2010 y 2014 respectivamente. Finalmente, una de las
ultimas remakes más renombradas en los últimos años, la versión norteamericana
de El secreto de sus ojos (2010,
segunda película argentina en ganar un premio Óscar), del año 2014 y que
conserva el mismo nombre. A la humilde opinión de quien escribe, ningún remake
logra superar las versiones argentinas originales, lo que denota que los
productos culturales son más que una creación artística, sino el fruto del
contexto cultural, social e histórico en el que se inscriben.
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