¿Corrupción
o no corrupción? Ese es el quid de la
cuestión… Dados los cercanos sucesos y aquellos otros que vienen de larga data,
la pregunta a hacernos sería, ¿importa la corrupción o lo que importa es el
corrupto?
¿Es corrupción solamente José López, detenido
y filmado por tirar en un monasterio bolsas con 9 ¡nueve! millones de dólares
como repiten a diario los multimedios?
¿O el empresario Lázaro Báez, cuyas empresas figuran en el puesto 36
como hacedoras de obras públicas? ¿Esa es toda la corrupción?
Nos quieren hacer creer que estamos en lucha
contra ese flagelo, cuando en realidad están ellos en lucha para eliminar a
todo dirigente que tenga posibilidades de consolidar nuevamente el proyecto
nacional y popular.
Esta
guerra desatada tiene la complicidad de los mayores mentimedios formados
durante la última dictadura y sus cómplices judiciales. Quieren “resetear” el
pensamiento del Pueblo y ese es su modo de lograrlo.
¿Es algo novedoso este accionar? No, para
nada… Recordemos lo que pasaba en 1955:
Juan Domingo Perón se había robado todo el oro, y también era pedófilo; o
anteriormente, cuando Evita cayó enferma
y se decía que se secuestraban niños para llevarle sangra fresca… También había
sido creada la Comisión Nacional de Investigaciones y se escribió el Libro
Negro de la Segunda Tiranía que nunca pudieron probar en realidad nada de lo
que abyectamente habían denunciado. Fueron maniobras para desperonizar al país, ya que la
corrupción, si bien existe, es como un ente abstracto sobre el que se puede
repicar y repicar tratando de direccionar a la opinión pública.
Hoy, nuevamente, están intentando lo mismo,
solo que el objetivo prioritario es encarcelar a la ex presidenta, ya que
consideran que fue un error el haber dejado libre a Perón en aquel momento. Quienes
actúan detrás del actual gobierno son los mismos sectores que en su momento
estuvieron ocultos tras las sombras de “La Fusiladora”.
Lo único que pretenden con los López y los Báez,
poniéndolos a diario como agenda desde los medios (y si son culpables que vayan presos) es
ocultar la gran corrupción neoliberal que viene de la mano hoy con los Panamá
Papers, Bahamas, HSBC, Buitres, Dólar futuro… y desde más atrás con los 400 mil
millones fugados y las ventas del capital social.
Acaso el Ministro Prat Gay no es el mismo que
fue coautor del corralito junto a Cavallo; el presidente del Banco Central,
Federico Sturzenegger no está enfrascado
en un
proceso judicial abierto, aunque jamás será condenado por los u$s 51000 millones de aumento de Deuda Externa
en el Megacanje y el pago de “comisiones suculentas” a sus amigotes bancarios.
O quizá el presidente del Banco Nación, Carlos Melconián, quien declaró tener ahorros
en el exterior, no sea el que colaboró en la socialización de la Deuda Externa
Privada para que la pagásemos entre todos los argentinos. Estos personajes son los que nos llevaron al
desastre del 2001 que pudo habernos llevado a la “libanización” del país.
¿La guerra contra la corrupción se libra
investigando los contratos de Lázaro Báez, que representan el 3% de la obra
pública? ¿Por qué no investigar todos, desde los de Techint, hasta los de Calcaterra
y Caputo que tienen el mayor volumen de obras? ¿No será acaso una guerra entre
las grandes constructoras que gira
alrededor de los carpetazos armados por la "inteligencia judicial de los
servicios paraestatales" que la componen y que vemos operar por estos
días. Y que de paso quiere quitar del medio a todo dirigente popular al que le
temen.
Claro ejemplo del “manejo discrecional” de
causas judiciales son las que se le adjudicaron o las que se intentan adjudicar
al juez Luis Rodríguez (el viernes 24/6 allanó la vivienda y las oficinas del
diputado del Frente para la Victoria (FpV-PJ) y exministro de Planificación
Federal, Julio De Vido, en una causa por supuesto enriquecimiento ilícito. En
2013, también estuvo al frente de la causa del exsecretario privado de Néstor
Kirchner, Daniel Muñoz, acusado por otra exsecretaria, Myriam Quiroga, de
llevar "bolsos con dinero" al despacho presidencial, y que sea el posible
receptor de la causa Nisman en caso de llegar al Fuero Federal). ¿Tendrá algo
que ver el que su señoría sea padrino de una de las hijas del Jaime Stiusso,
quien comanda el retorno de los espías que habían sido exonerados por Cristina
Fernández de Kirchner? ¿Podríamos hablar de corrupción es estos casos, o tan
solo de deshonestidad?
Desde del campo nacional y popular se pecó de
ingenuidad al creer que durante los doce años del kirchnerismo no iba a existir
ningún dirigente corrupto. Sería lo
mismo que creer que en la historia de la humanidad haya existido algún gobierno
que no haya contenido a uno o más
dirigentes corruptos. Este no es el punto. Creer que corrupto tuyo versus
corrupto mío es un empate, es una aberración.
Desde el almacén de ramos generales de los
Anchorena en la Buenos Aires en la época colonial, la mayoría de los grandes
capitales locales se han generado como
contratistas del Estado. Lo han hecho siempre, ya sea financiando, construyendo
o proveyendo, pero obteniendo beneficios en las negociaciones, ya sea bajo
dictaduras o gobiernos democráticos. Desde aquel Martínez de Hoz financiando la
campaña de Roca, pasando por los
capitanes de la industria que surgieron luego de la última dictadura. En ésta, se
cobijó el nacimiento de los medios que ahora se han convertido en grandes
corporaciones como Clarín, y que sirvieron para reemplazar a las armas
militares en la defensa de los sectores de poder. Son los mismos que se
transformaron en los abanderados de la lucha contra la corrupción. ¿Curioso, no?
Esta es una deuda que deberá ser saldada. Nos la
debemos, a partir de una profunda reforma del Estado que se habrá que ir profundizando.
Aunque el mero acto de pensar que pueda
ser llevada a cabo por un presidente cuya fortuna y la de su familia provienen
de aquellos orígenes, es creer en que esos mismos globitos de colores van a
salvar al país. Avanzar sin miserias
sectarias hacia la conformación de un gran frente de liberación, se llame
ciudadano o no se vuelve prioritario. Lo importante es, hoy por hoy, llegar a
la unidad de todos los sectores en pos de esa meta.
Nos desayunamos con que no importa la
corrupción, lo que importa es el corrupto. Si se tiene cobertura mediática se
puede ser corrupto. Si se tiene encubrimiento mediático, no. Religiosamente hablando, importan mucho más
los monasterios autóctonos que las catedrales off-shores.
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