viernes, 16 de octubre de 2015

HISTORICO PERIODO

Por: Luis Furio

Una nación, un pueblo no transitan sesenta años en estado vegetativo o inmovilizado: variantes políticas, económicas, sociales, iniquidades, traiciones, golpes de Estado, deforman y conforman variadas corrientes de opinión que anulan y suprimen todo intento de reordenamiento político social o económico. Ignorar la tragedia argentina de estos últimos cincuenta años es una falta de respeto a la historia y a quienes en una ardua lucha se inmolaron por una Argentina libre y soberana. 

Pretender que un país al borde del abismo, acosado desde todos los ángulos, angustiado y herido logre en el período de diez años un estado de equilibrio, es simplemente una utopía, pero todo futuro se define por ser posible y en esa posibilidad reside nuestro empeño.

Vivimos un opresivo clima político, complejo. A veces angustiante, cargado de irrealidades producto de una profunda etapa de cambios. Un cambio de época que marca el fin de un ciclo nefasto de nuestra historia y el inicio de un esperanzado tiempo nuevo. Un camino de superación, una suerte de mitológico renacimiento de viejas pero nunca olvidadas banderas de Liberación Nacional. Surge entonces la confrontación con los intereses que se oponen a los cambios, intereses que cumplen con el rol asignado por su historia.   

Un proceso de cambios político-social-económico, conlleva un largo período de transición cargado de arbitrariedades, compuestas de resistencias, crisis, tajantes divisiones, rupturas. Son sesenta años que no se revierten en una década ni dos, sino que requieren de un proceso político a largo plazo. En ese estadio interactúan toda suerte de expertos alquimistas, moderna calamidad que saben un poco de todo y mucho de nada, minorías sin pueblo manipuladas por poderosas maquinarias de propaganda que paralizan la mente y la imaginación.      

Esta esperanza que hoy vivimos tiene un largo tiempo de gestación; fracasos, contradicciones, luces y sombras componen una inapreciable carga histórica que no debemos olvidar. Si ante esta nueva posibilidad hubiese razonabilidad sería interesante llegar a un acuerdo y navegar juntos a favor de la corriente con buena voluntad y optimismo, decididos a ir tan lejos como se pueda en la búsqueda de una Patria  Libre, Justa y Soberana.   


“La política es un realismo superior que busca lo esencial”. En ese camino, en esa búsqueda reside el propósito básico de este histórico periodo.   


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