domingo, 17 de noviembre de 2013

BALANCE Y PERSPECTIVAS DE LAS ELECCIONES DE OCTUBRE

Por Guillermo Bustos

   Las elecciones del 12 de octubre, como resultado final, a pesar de haber perdido un importante caudal de votos, no deja al gobierno mal parado. Sigue siendo la primera minoría, tal como sucedió en el 2009, pero a diferencia de esa elección, tiene mayoría en ambas cámaras legislativas. A su vez, la oposición que obtuvo buenos resultados, no tiene un candidato unificador: tanto Massa como Macri, que tienen un discurso y un electorado similar, y sabiendo que necesitan una alianza para dentro de 2 años,  poseen proyectos presidenciales propios.
   El “tercero en discordia” de la oposición, es Binner y todo el arco que puede nuclear si se le junta el radicalismo. A los tres candidatos opositores, dos por derecha y uno por “izquierda” los unifica su idea anti-nacional y esto es peligroso para el Gobierno Nacional, mas si piensa que un “divide y reinarás” sería la solución para las próximas presidenciales, ya que estos candidatos aún yendo separados, pueden tener fuerza para una segunda vuelta, ya que los prejuicios instalados contra el Gobierno, pueden hacer que los mal llamados progresistas, voten a un candidato de derecha contra un Gobierno que consideran el más derechista de todos.
   En vez de especulaciones electorales, habría que hacer un balance para recuperar el caudal electoral y de movilización que se empezó a construir y que llevaron al triunfo arrasador del 2011, mucho más ahora que se tiene mayoría en ambas cámaras y la Corte Suprema de Justicia consideró constitucional la Ley de Medios.
    Según Massa la gente quiere un cambio, pero esto es una verdad a medias, ya que Massa no explica el cambio que quiere la gente, es decir, contrario al que él propone. Ya De Narváez, triunfador en el 2009 también apuntó a lo mismo pero la derrota posterior del citado, con una alianza con el radicalismo, no desmintió sus dichos, sino que el Gobierno Nacional al profundizar el Modelo, y mejorar la calidad de vida del pueblo, fue la fuerza que llevó a la segunda presidencia de Cristina.
    Acá surge una conclusión: sin una profundización de dicho modelo nacional, que lleve a una profundización en la calidad de vida del pueblo, ese mismo pueblo, empieza a escuchar los cantos de sirena de una derecha anti-nacional que les promete cosas que sólo puede cumplir en un selecto grupo de personas. Igualmente la derecha sabe dónde apuntar sus cañones y empezar a cultivar prejuicios sociales, en muchos casos: uno de ellos es el tema de la inflación, principalmente en los productos básicos, en vez de apuntar al Monocultivo de Soja y a la Propiedad Oligárquica de la tierra, encuentran en los beneficiarios de los planes sociales y el bienestar de los trabajadores por el aumento del consumo, el “Chivo Expiatorio” ideal para preparar el terreno de ataque a todas las conquistas populares en caso de que lleguen a ser gobierno.
    Tanto el tema de la Inflación como el de la Dolarización de la Economía, no son temas culturales-ideológicos, sino cuestiones encarnadas en la estructura misma de la economía argentina. Al estar la producción del consumo básico de alimentos en manos del complejo oligárquico-imperialista, toda la economía se encuentra dolarizada ya que, los flujos constantes de moneda extranjera se utilizan para la especulación financiera e inmobiliaria. Tomar una parte de esa ganancia rentística por parte del Estado Nacional, generaría mejores condiciones para acelerar los ataques al capital especulativo, y esto sería un síntoma claro y contundente de “profundización” del Proyecto Nacional.
    El Gobierno se dedico a algo que si bien es esencial, como la llamada “Sintonía Fina”, que es un revoque desde el cual se hicieron muchas cosas, no tuvo amplios efectos, lo cual fue aprovechado por los Medios “corporativos” para decir que el Gobierno no hacía nada, o lo hacía todo mal, desalentando a gran parte de la población.
   Todo proyecto económico tiene una correspondencia política, de ahí una economía que no profundizó y, si lo hizo fue de manera tibia y empírica, se correspondió una alianza con políticos que representaban intereses que a veces no concordaban con el Gobierno Nacional, mientras que a las bases se le impuso un verticalismo. No se trata de criticar el verticalismo a ultranza, ya que en toda lucha política el verticalismo sirve para planificar determinadas etapas, pero un verticalismo sin profundización, subordinado a aliados que no concordaban con un proyecto nacional, inmovilizan a la militancia y termina por hacer perder iniciativa en algunos ámbitos. También hay que tener en cuenta, que esas alianzas momentáneas, se rompieron cuando encontraron un candidato “potable” como el mejor momento de virar al campo anti-nacional.

    Hay tiempo de aquí a dos años. El Gobierno Nacional dio muestras de girar el péndulo, un día hacia la tibieza, para no tener tantos enemigos, y otro a la decisión inclaudicable en ciertos aspectos. Aún así las cosas, prevalece la esperanza de que siempre Cristina Fernández guarde un as en la manga y que dicho as no sean especulaciones electorales con aduladores veletas que la alejan de las grandes mayorías de la población trabajadora, con asesores de campañas que lavan prejuicios de derecha para ganar algunos votos que no se ganan, ya que confirman el Campo-Antinacional. Se espera que más pronto que tarde, la conducción del movimiento nacional oriente su estrategia hacia una contundente profundización del Modelo, que todavía está inconcluso y que se libren las fuerzas de la osadía y el empirismo para ganar las calles y fortalecer desde la movilización popular la garantía del triunfo en las urnas.

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