domingo, 17 de noviembre de 2013

JUAN MANUEL APARICIO

Jorge Orosco compilador

Fuente de referencia:
Norberto Galasso, “Los Malditos excluidos”
 Volumen 2 – Página 401

   Nace en Buenos Aires. Se ordena sacerdote. En 1807, al producirse las invasiones inglesas, es designado capellán del escuadrón de Húsares. En mayo de 1810, adhiere a la Revolución y participa del Cabildo Abierto del día 22, votando por la cesación del virrey. Es un patriota ardiente y exaltado.
   En el informe que elevó Manuel de Goicolea al Consejo de Regencia, dicho ayudante militar de Cisneros consigna que, en la noche del 24 de mayo, vio “al reverendo Fray Aparicio predicando en los corredores del Cabildo, en los tiempos más críticos de la insurrección, la libertad e independencia y recorrer los cuarteles a caballo, con pistolas al cinto, animando y sublevando las tropas”.
   Por su parte, Juan Manuel Beruti, en sus “Memorias curiosas”, relata que en la época del Primer Triunvirato y cuando los alzaguistas conspiraban, el padre Aparicio fue abucheado, dos domingos seguidos, en la parroquia de San Nicolás, por los contrarrevolucionarios pues le imputaban que se metía en política en vez de leer el Evangelio. Aparicio había sostenido durante la misa, la necesidad de defender a la Patria y que “España se veía en términos peligrosos, siendo, su pérdida y dominación por los franceses, ya irrevocable”.

   En 1822, pasa a desempeñar el sacerdocio en el pueblo de Pergamino. Muere en 1843.



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