sábado, 30 de mayo de 2015

Municipalismo y Proyecto Nacional

Por Santiago M. Muñiz
Concejal de Morón (FPV-PJ)

El estudio y análisis del nivel de gobierno local en nuestro país encierra una dificultad y una particularidad propia de la organización federal de nuestro gobierno. Es decir, existen tanto tipos y formas de organizar el nivel local como cantidad de provincias. Sin embargo, esta particularidad y heterogeneidad institucional no invalida la posibilidad de encontrar una tendencia y un proceso común, que con sus matices y particularidades, da cuenta de una revalorización y una nueva forma de abordar el “municipalismo”.
Esta nueva escena local implica el pasaje de un modelo municipal tradicional, autárquico, y administrativista, a la construcción de instituciones de gobierno cada vez más autónomas, que no funcionan como mero apéndices de las provincias para la administración de las ciudades, sino que son actores estratégicos en la reproducción material y simbólica de los territorios.
A su vez, este nuevo escenario está atravesado por otras dos variables centrales; la construcción de una nueva agenda de problemas públicos –seguridad, medio ambiente, desarrollo económico, etc.-, y el rol de la ciudadanía que interpreta como responsable de esas cuestiones a los municipios, aunque esto suponga una contradicción entre las demandas ciudadanas, y las competencias y funciones que tiene normado la esfera local.
A estas variables debemos sumarles otros tres fenómenos que dan cuentas de este escenario:
_ El proceso de reforma del Estado ha sido fundamental para la incorporación de nuevas funciones y competencias en el ámbito municipal. Lo más sobresaliente en este punto es la política de descentralización llevada a cabo por el nivel central, transfiriendo competencias y funciones que les eran propias hacia los niveles de gobierno subnacionales.
_La normalización del orden constitucional en el año 1.983 y la recuperación de los derechos civiles y políticos, produce una ola democratizadora en el cual la ciudadanía participa en los asuntos públicos con total libertad, y reconoce al nivel local como una instancia valiosa de participación e interacción. Con este mismo espíritu la reforma constitucional del año 1.994 estable en su artículo 123° el reconocimiento de la autonomía municipal.
_La Globalización generó cambios profundos en  los patrones de localización del capital priorizando lo territorial  y resaltando y considerando a las microrregiones como la forma más efectiva y eficiente de invertir capitales. Sobre esta idea se construye también la teoría del desarrollo económico local.
Hasta aquí una explicación de porqué se da esta revalorización de la esfera local, sin embargo, de lo que se trata es de pensar qué modelo de municipalismo debemos construir para resolver las demandas populares dentro un proyecto nacional que  marca las pautas y el contexto del desarrollo.
Esta idea de pensar al municipio indivisible de un proyecto nacional se contrapone a las corrientes ideológicas del “municipalismo sin nación” ancladas en modelos políticos  vecinalistas, que conciben que el desarrollo de un territorio solo dependa de las potencialidades y características de una determinada comunidad local.
En contraposición, y desde un posicionamiento doctrinario, así como en La Comunidad Organizada un individuo no se realiza en una comunidad que no se realiza, un Municipio no se realiza en una Nación que no se realiza. Pero aun tomando una postura pragmática sobre cómo lograr los objetivos propuestos, un proyecto local no tiene sentido ni destino desacoplado de un proyecto continental, nacional y provincial.

La relación que debe construirse entre el Municipalismo y el Proyecto Nacional es la del contexto del desarrollo.

Ningún proyecto local puede confiar solo en el despliegue y armonización de sus recursos y potencialidades para desarrollarse, y un Proyecto Nacional tampoco puede en soledad consolidar una estrategia de desarrollo a lo largo y ancho del país.

En esta lógica, el Estado Nacional debe promover una serie de variables –sociales, políticas, y económicas- que generen el “contexto” para que puedan consolidarse el desarrollo local y territorial. Por otro lado, los Municipios son los “agentes territorializadores” del desarrollo nacional. Es decir, que por sí solos no pueden promover un crecimiento económico con justicia social, pero si hay un contexto nacional funcional a este objetivo, los gobiernos locales, por sus características, por su contexto de cercanía y conocimiento estratégico del territorio, son los que pueden garantizar los objetivos máximos de un proyecto.


Creo que en esta forma de abordar la relación entre el Municipalismo y el Proyecto Nacional encontramos algunas claves o pistas para las bases de construcción de un nuevo modelo de municipio, entendiendo que los roles y las realidades cambian, pero el fundamento final siempre será la felicidad del pueblo y la grandeza de la nación.

 

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