lunes, 6 de febrero de 2017

Frente a frente

Por Juan Carlos Dennin

  Ayer nomás, en un pasado no muy lejano, teníamos enfrente una dictadura, y la tarea, entonces, era organizar y desarrollar la resistencia. Hoy tenemos en el gobierno a muchos de los sectores civiles que se enquistaban en el poder gracias a  esas dictaduras que ellos mismos planificaban.  Aunque en   esta ocasión  hayan llegado acompañados por los votos ciudadanos continúan siendo los mismos personeros del “establishment”.  Las tareas, que a primera vista parecen ser diferentes, son en realidad bastante parecidas a las de aquellos tiempos.

  Hay que acompañar la resistencia contra el ajuste, los despidos, los tarifazos.  Al mismo tiempo, avanzar en la organización, en la unidad,  para cimentar  un amplio frente opositor que comience a frenar el avance neoliberal. Ese es el camino a recorrer, tanto en nuestro país como en la patria grande, donde las democracias comienzan a ser jaqueadas por un neoliberalismo cada vez más salvaje.

  Pero como nunca se debe dar el segundo paso antes que el primero, se debe comenzar por casa, y este 2017 puede ser fundamental para frenar el ajuste macrista,  y que sirva, a su vez, para poder comenzar a trajinar el derrotero que nos pueda llevar al crecimiento con empleo, con inclusión…

  No hace falta ser un “iluminado” para darse cuenta que el eje central, el corazón de ese frente debe pasar por el peronismo.  Por el peronismo unido. Y, al menos en la provincia de Buenos Aires, donde se librará la “madre de las batallas” en el terreno electoral,  parece que se ha acusado recibo de esa necesidad. Algo que se desprende de la última reunión celebrada por la Comisión de Acción Política del Partido Justicialista, en la que han participado todos los sectores, aún aquellos que se habían distanciado luego de la derrota de 2015.

   Por otro lado, el Gobierno es consciente de que esa unidad le resulta perniciosa y busca rearmar su política de “divide y reinarás”.  La gobernadora María E. Vidal y Emilio Monzó  lo plantearon en la última cumbre que tuvieron en Olivos, junto a Macri y el radicalismo.  Quieren dividir en tres al peronismo.  Pretenden lograr, como una necesidad fundamental, una fractura del PJ más importante que la que intentaban lograr con Mario Ishii, Aldo Rico, Eduardo Duhalde y Raúl Othacehé.

   En este juego de fichas  hacia la construcción frentista, hay quienes no terminan de comprender la coyuntura. Fundamentan un purismo abstracto que no conduce a ningún lugar, ya que no terminan de comprender que la alternativa prioritaria  es llegar a obtener una contundente victoria sobre la fuerzas  neoliberales.  Una derrota permitiría la profundización de las medidas que afectan a los intereses de los trabajadores, los pequeños y medianos empresarios y comerciantes, y a todos los  que afrontan la crudeza del ajuste, los despidos, los tarifazos, la concentración económica. Los que se sumen a defender las propuestas del frente deben ser bienvenidos.

  La unidad es el eje central de la propuesta sobre la que trabaja el peronismo bonaerense. Por lo tanto, el resto de los sectores populares tienen que avanzar hacia la unidad de acción que los lleve a integrarse en el Frente Nacional y Popular. La única manera que hay para enfrentar las políticas de este Gobierno que ataca a los más humildes es estar fuertes, y esa fortaleza se dará a partir de que se logre estar unidos.

  Por su historia, además de por su clara vocación política, Cristina Fernández se ha convertido en el referente de oposición más firme al gobierno macrista.  Muchos peronistas no organizados y el sector más amplio de la militancia del Área Metropolitana Buenos Aires la apoyan incondicionalmente. Si bien estos representan a una minoría de los votantes, su actitud, sumada a los reclamos de las vecinas y vecinos de los distintos distritos, han convencido a los intendentes a aglutinarse alrededor de su figura,  y apoyar su candidatura en las próximas elecciones. Y en eso están.

  En la vereda de enfrente se encuentra un gobierno que engañó a mucha gente y logró sus votos prometiendo que iba a mejorar las cosas.  La realidad hoy demuestra que hace todo lo contrario.  El compromiso frentista será encontrar y trabajar sobre los resquicios que permitan parar la exclusión y la destrucción de nuestra economía, para poder retomar la senda cuya meta sea  la justicia social.

  Se está  jugando en tiempo de descuento.  No es momento de egoísmos ni de miserias, es tiempo de estar frente a propios y ajenos, con la necesaria humildad que permita llegar a construir el colectivo que impida que se continúen implementando las políticas nefastas. Esas que ya se intentaron imponer tanto en la dictadura como en los noventa. Y que sabemos cómo terminan…


  El  sistema de poder global ha comenzado un proceso de redefiniciones.  Sería lógico entonces, que si  hacia finales de este 2017, el peronismo se configura como la alternativa al experimento Macri debería plantearse una redefinición de su proyecto. Pero como eso es hoy “harina de otro costal”, y lo prioritario de la hora es enfocar la mira en la construcción frentista que lleve a la victoria popular en las elecciones de medio término.


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