lunes, 6 de febrero de 2017

Mar del Plata: Una ciudad en crisis constante y preocupante

Por: Luis Caracciolo
Colaborador especial desde Mar del Plata

Si bien la ciudad no es ajena a la crisis que afecta al país, se observa con inquietud, la rápida y pronunciada caída de la actividad laboral y el acelerado deterioro de la calidad del empleo en la ciudad.

Desde al municipio se adoptan medidas inconexas, interviniendo actores que nada tiene que ver con los sectores que representan los verdaderos motores de dinamismo económico y social de la ciudad. Vemos como sus acciones descoordinadas con la realidad, empiezan a ser contradictorias, y nos llevan a profundizar aún más esta crisis.

El puerto Marplatense es un crudo testimonio, donde los buques fresqueros de altura y costeros, han dejado de realizar la media de mareas necesarias por mes, para que los trabajadores, tanto embarcados como en tierra, lleguen a percibir un salario digno. A esto debe agregarse  la carencia de dragado del canal, lo que hace riesgoso al  acceso a dicha terminal de buques de gran porte, tanto turísticos como cargueros. En definitiva, se pone a miles de trabajadores del sector, al borde de la pérdida de sus fuentes de trabajo.

Mientras algunos actuales personeros anuncian grandes obras públicas para la ciudad, otros comunican que por un año no se realizarán nuevas conexiones de gas en todo Mar del Plata. Caso similar sucede con la provisión de energía eléctrica, donde se dejó a la ciudad fuera del sistema interconectado nacional por decisión del poder político de turno, y la construcción de la línea que viene de Bahía Blanca, se encuentra actualmente frenada.

En cuanto a los actuales tarifazos, ha diezmado la calidad y continuidad del trabajo en el sector hotelero y gastronómico, llegando en muchos casos, al cierre de estos negocios  ante los altos costos y la retracción de la demanda. Asimismo, pueden verse negocios que comienzan a cerrar  algunos días de la semana por la situación económica, lo que indefectiblemente trae aparejado inestabilidad laboral, desocupación y crecimiento del trabajo en negro.

Como si el temor a perder la fuente de trabajo no fuera poco, se debe afrontar el miedo por la inseguridad que azota a toda la sociedad, agravada por la escalada de violencia, donde no solo no les alcanza con robar, sino dañar, lesionan y hasta asesinar a sus víctimas, alejando, además, la inversión privada y desalentando la apertura de nuevos emprendimientos comerciales.
Párrafo parte para los excluidos del sistema laboral, los expulsados, los despedidos, los cesanteados, que comienzan de a poco, a engrosar los comedores barriales, a deambular por las dependencias de desarrollo social y las oficinas de empleo.                                                                   A su vez, comienza a crecer de manera constante la atención en el sistema de público de salud, sistema que se encuentra colapsado y sin capacidad de respuesta, aunque se intente hacer ver lo contrario.

Con relación a la actual temporada estival, ha mermado la cantidad de turistas, el gasto por persona y la cantidad de estadías. A esto debe agregarse un aumento inconcebible de los precios, equiparable a “un asalto “al turista.

Para no quedarse atrás, la semana pasada  la municipalidad aumentó un 400%  la Tasa de Alumbrado, Barrido y Limpieza al comercio y la industria. Pero nadie, desde ese organismo, ha gestionado la reactivación del tren, que se encuentra suspendido desde hace 18 meses, (la segunda temporada estival  consecutiva.)


La situación de la comuna es preocupante, y urge un cambio de rumbo; que los sectores políticos, sociales y gremiales, se pongan al frente de esta crisis, y busquen soluciones reales a corto y mediano plazo.


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