Reportaje efectuado por Daniel Chaves
La oficina de la
redacción de Huellas Suburbanas fue el punto de encuentro para conversar con
Ariel Barroso, un trabajador camillero del Hospital Posadas, con muchos aportes
para compartir con nuestro público lector.
Una mateada entre
compañeros, y la mirada en clave obrera, popular y con sentido crítico de
Ariel, que volcamos de aquí en más.
Daniel Chaves: A propósito de la
actuación de ATE frente a los despidos eventuales en el Hospital Posadas, y en
general de empleados públicos, ¿Qué opinión te merece?
Ariel Barroso: En principio hubo 2
asambleas que saludamos ya que en los últimos 9 años prácticamente nos e
convocó a asambleas, exceptuando honrosas excepciones. Se prometió defender a
los trabajadores del Posadas. Pero de hecho, sabemos que no se defendió a los
trabajadores municipales de Morón. Se habla, por lo pronto, de unos 1500
despidos en el hospital.
DCH: ¿Sobre un total de
cuántos trabajadores?
AB: Hace cinco meses se
hablaba de más de 3000 trabajadores. Ahora debemos estar alrededor de 4500, no
tenemos una certeza…
DCH: O sea que se echaría
a un 30% del plantel total, más o menos…
AB: Si. Y nosotros, como
ATE Verde y Blanca, nos oponemos a la forma de conducir de la dirigencia.
Creemos en la necesidad del cuerpo de delegados, que no tenemos desde hace 8
años y se dirige todo por el dedo del Secretario General, quien manda a sus
“referentes”. Todo ello deriva en modalidades contractuales precarias, los
famosos contratos que le otorgan la posibilidad a esta nueva gestión del
municipio de Morón, de dejar cesantes a muchos compañeros y compañeras
legalmente, ya que tienen las herramientas para lograrlo. Y frente a todo este
panorama, no vemos una respuesta contundente de la conducción de ATE. Creemos
que van a defender a su “quinta”, a los propios y no al conjunto.
DCH: En este contexto,
¿Visualizan en un futuro no lejano un acercamiento entre las 2 CTA?
AB: Creo que sí. Y creo
que ya estamos en esa senda.
DCH: La defensa del
trabajo y el derecho a paritarias libres, ¿Pueden obrar como motor para impulsar
la unidad?
AB: Sin ninguna duda es
el eje de la unidad. Inclusive hay sectores de la CGT con quienes hay diálogo.
Gremios con cierta independencia, tales como FOETRA, Gráficos, Farmacia y otros
con quienes coincidimos en miradas sobre la construcción sindical y las luchas
básicas, y que difiere con lo que sostiene Moyano e incluso (Antonio) Caló.
DCH: ¿Será, finalmente,
ésta la hora de los trabajadores? ¿Y desde allí edificar la reconstrucción del
Movimiento Nacional?
AB: Ojalá. Creo que es
un momento histórico, y a pesar de la recesión que nos imponen ahora, es cierto
que hay una militancia más grande y una concientización más importante entre
los sectores populares. A pesar de ser un momento crítico para todos, podemos
–salvando las distancias- aspirar a construir algo como la CGT de los
Argentinos, el programa de Huerta Grande y La Falda. Y los trabajadores en su
conjunto debemos tener mayor autonomía respecto a las dirigencias. Y no
comernos más el verso de los burócratas que arreglan por arriba y quedamos los
de abajo esperando que ellos nos resuelvan los problemas.
DCH: Romper con cierto
acatamiento hacia las conducciones verticalistas…
AB: Tal cual. Nos hace
falta más debate a los trabajadores, con todo nuestro crisol de ideologías,
pero hay una síntesis como la liberación nacional, la justicia social, la
independencia económica y la soberanía política que aunque suene trillado, es
una base que nos debe unir. Como el derecho al empleo, el derecho a la tierra
para quien la trabaja… y esto no depende de quién comanda, o qué partido; en
este momento no hay quien sintetice todo. Por ello, hacen falta asambleas,
diálogo, debate y que de allí surjan los compañeros más aptos para conducirnos
en un proyecto que aglutine más allá de los matices.
DCH: Yendo a otro eje,
¿Cómo está la salud pública tanto provincial como nacional?
AB: Bastante mal.
DCH: ¿Qué déficits le
encontrás?
AB: En base a mi lugar
de trabajo, que es el Hospital Posadas, te digo que mantuvimos variadas luchas
por mejorar nuestra condición de trabajo, y que también implica que el paciente
se sienta cómodo. Faltantes de camillas en condiciones, sillas en condiciones,
ascensores en condiciones, faltantes de insumos que hacen a nuestra condición
laboral…
DCH: ¿Llegan los insumos
pero hay demasiados pacientes? ¿O más allá de la demanda, los insumos son
insuficientes porque no llega todo lo que debería?
AB: Son insuficientes.
Cada vez hay más demanda de pacientes, y a su vez llegan pocos insumos, y esto
es así. Se atienden alrededor de 5000 pacientes al día, y cada vez vendrán más
si seguimos con esta política de devastación laboral. Y esta situación excede
al Posadas, ya que constantemente envían pacientes del Hospital Paroissien, del
de Merlo, Moreno, porque no tienen tomógrafos, algunos ni para hacer las
placas. En el Gobierno anterior hubo presupuesto para que no faltasen esas
cosas, pero intuyo que se quedaba en el camino…
DCH: Difícil de hacer el
seguimiento…
AB: Difícil, o no sé si
tan difícil, pero pasaba eso. Y había otros problemas, muchos que se
resolvieron. Destaco que en los últimos 2, 3 años se logró mejorar las
condiciones edilicias. Se colocaron
ascensores nuevos, incorporaron tomógrafos, resonadores magnéticos, y se podría
haber hecho más. ¡No puede suceder que otros hospitales no tengan aparatos para
realizar radiografías! O no tener servicios de flebología, y todo se deriva al
Posadas. Todos los hospitales tienen que tener los equipamientos al menos más
elementales para no tener que trasladar a pacientes de un lugar a otro, de
Moreno a Merlo, de Merlo a Morón, de Morón al Posadas y por ahí cuando llega ya
está muerto, y hemos tenido casos de esta envergadura.
DCH: ¿Qué línea de
gestión esbozaron las nuevas autoridades del Hospital?
AB: Todavía ninguna.
DCH: ¿Está en riesgo que
aflore el “eterno retorno” del vaciamiento de la salud pública?
AB: Creemos que van por
ese camino. Tercerizar los servicios, y eso ya lo discutimos con las anteriores
autoridades. Imagino que ahora con las nuevas autoridades, que privilegian lo
privado por sobre lo público, no sólo limpieza y seguridad, sino estudios
costosos de alta complejidad y que ahora son gratuitos para toda la población…
pueden ser tercerizados.
DCH: Para contribuir a la
reflexión de coyuntura general, desde el movimiento obrero y pensando en los
próximos 6 meses, ¿Resistencia o pasar a la ofensiva?
AB: A mí no me gusta
hablar de resistencia. Soy de pasar a la ofensiva. Creo que los trabajadores
siempre estamos resistiendo en defensa de nuestros intereses. Creo que para
pasar a la ofensiva primero debe hallar al movimiento obrero, organizado.
Entender que los riesgos están, aún para quienes opten por la inacción. Que resistir
no sea aguantar. Hay que proponer, discutir e implementar formas de lucha. Si
tenemos que cortar la autopista habrá que cortarla, si nos tenemos que comer
garrotazos nos lo vamos a comer, además estamos acostumbrados, históricamente
los laburantes tuvimos que correr estos riesgos, nos han perseguido, nos han
golpeado, nos han matado compañeros así que esta no va a ser la primera vez.
Creo que una parte de la sociedad que votó a la actual gestión se va a ir,
lentamente, desilusionando por padecer las medidas del gobierno. Por eso
también es el momento de pasar a la ofensiva.
DCH: ¿Estamos en un
momento bisagra para todo esto que planteás…?
AB: Exacto, una bisagra.
Tenemos que tomar conciencia de los riesgos de caer nuevamente en la
dependencia de los Estados Unidos.
DCH: Y pensando en tus
conceptos, y desde una autocrítica aún inexistente por parte del campo
nacional, nunca mejor sostener que el fuego calienta desde abajo… quizás, las
futuras dirigencias y conducciones deberán estar más a la altura de las nuevas
demandas de sus bases. ¿Qué te parece?
AB: Espero que sí, y
entiendo que va a depender mucho de las bases. Si no compramos el chamuyo de
algunos dirigentes, porque hay quienes son compañeros, y otros que usan los
términos pero se enquistan en el Poder sin entender que el modelo que
defendimos, en cierto momento llegó a un límite: O se lo profundizaba, o pasaba
lo que pasó. Creo que en esa disyuntiva no se arriesgó, desde la Presidenta
hasta el último concejal. La militancia también durmió en los laureles, al
recuperarse en parte tras tantos años de postergaciones. Y también nuestras
dirigencias ameritan autocrítica, ya que cuando muchos compañeros reclamaban
profundizar en serio, no les gustaba y reclamaban acatamiento a sus decisiones.
Fuimos señalando malestar en distintos sectores de la sociedad, y no les
interesó. Acá se nos acusó de traidores por presentar críticas y reclamar un
debate profundo. Incluso sectores de la dirigencia de la misma CTA nos acusó de
“piqueteros, quema gomas, funcionales a la derecha”. Y no estábamos en contra
del anterior gobierno: Estábamos exigiendo determinadas cuestiones que no se
cumplían y que hacen a la dignidad laboral. Creo que ese fue el mayor déficit
del conjunto de los trabajadores con el gobierno anterior: Debimos haber
preservado nuestra autonomía y denunciar el daño que algunos dirigentes le
hacían con sus accionares. Nosotros tenemos un laburo comunitario en el barrio
Carlos Gardel, y los vecinos no querían saber nada de la gestión anterior. Un
agotamiento total. Y las autoridades recién se acercaron a último momento a
pintar los monoblocks, pero así no vas a cambiar el pensamiento de la gente…
son muchas las cosas que no se hicieron bien. Y algo que no se debe permitir,
es que si llegan presupuestos para volcarse en obras para la gente, se
“pierdan” en manos de funcionarios, sean del sector que fueren. Porque esas
actitudes se pagan caro. Esperemos que la nueva hora nos encuentre como
movimiento obrero unido, para tener fuerza al momento de decidir quiénes nos
conduzcan en todos los ámbitos.
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