miércoles, 1 de abril de 2015

Caminando también se llega lejos

Por Daniel Chaves

Meses de máxima intensidad, estos que nos deparó el inicio de un 2015 bien electoralista y pensado “a todo o nada” por el bloque antagónico al campo nacional.
En este contexto, archiconocido por todos nuestros lectores, resalta el kirchnerismo que, en tanto emergente indiscutible del movimiento nacional tras la crisis neoliberal que colapsó en el no tan lejano diciembre de 2001, es y será insuperable por un prolongado período, en tanto referencia política de masas.
La masa crítica con un marcado perfil frentista, incluye de modo parcial algunos apoyos de sectores independientes que también integran el campo nacional y popular, aunque no formando parte orgánica del Frente para la Victoria.
Se trata de la más sólida construcción popular que supimos darnos tras el continuado de debacles y estiletazos del imperialismo que apuntaban directo al corazón del pueblo trabajador.
Y camina. Con los consabidos límites propios de toda construcción nacional popular de fuerte base pequeño burguesa, y un reiterado déficit en la generación de referencias que permitan depurar internas siempre nocivas para la unidad del Movimiento. Todo ello inocultable, cierto. Pero con moderadas expectativas en materia de reformas sociales, fundamentalmente proyectadas por vías parlamentarias.
Se trata, acaso, de sostener las conquistas alcanzadas en estos últimos 12 años. Y aspirar a nuevos desafíos. No de esos con los que uno sueña y que en más de una ocasión supe reclamar desde esta trinchera de la escritura periodística y el ensayo breve. En la firme convicción de la necesidad de nacionalizar el comercio exterior, nacionalizar la renta agropecuaria y controlar toda producción y recurso natural que emane nuestra rica geografía. O bien derogar al fin la ley de Entidades Financieras entre otras legislaciones que datan de la última dictadura militar. Elevar sustancialmente el mínimo no imponible en la escala del Impuesto a las Ganancias…
… Pero No.
Golpe de escena, baño de realidad, agua fría y a recomenzar: Mientras transitemos apegados a objetivos más elementales y no por ello menos indispensables, y sepamos articular la satisfacción de necesidades y deseos del conjunto mayoritario del pueblo, de la mano de prudentes y graduales transformaciones socioeconómicas, el “Proyecto” podrá seguir caminando. Los límites está a la vista; no obstante, resta un gran trecho para transitarlo con esta dinámica.
Y lo escribiré de una vez: reclamar un proceso más radicalizado al actual estado de desarrollo del Movimiento Nacional, implica la construcción de un entusiasmo militante que al tiempo caerá en el desánimo ante la falta de concreción de dichas ensoñaciones. En buen romance: Somos lo que somos, y para las etapas venideras, en el mejor de los casos, deberemos luchar para sostener lo alcanzado y potenciar esfuerzos para ir sumando pequeñas-grandes conquistas, mientras la coyuntura y la correlación de fuerzas –sepámoslo desde ahora- lo permita. Caso contrario, acontecerá el resistir, una vez más.

Todos contra uno, y uno contra todos

Con un Poder Judicial en plena lucha interna aunque con importantes sectores en manos de enemigos –más o menos- jurados del kirchnerismo;
Un poderío internacional emanado desde el imperio de las finanzas y las corporaciones mediáticas  bombardeando a diario a la opinión pública, ergo, esmerilando las bases de apoyo del Poder Ejecutivo desde antaño;
La permanente fortaleza de la Oligarquía y sus patéticos pero dañinos representantes en la dirigencia política;
Y los desencuentros al interior del Movimiento Nacional, con variados actores que deberían haberse mantenido en estrecha unidad táctica con el gobierno y en defensa del mismo (por caso, importantes grupos de la dirigencia sindical y un considerable segmento de la clase media que formó parte del 54% en 2011 y fueron descreyendo del Proyecto Nacional por múltiples razones que exceden estas líneas)…
Ante tamaño conglomerado opositor, “correr por izquierda” al kirchnerismo en esta hora crucial, podría considerarse una actitud de irresponsabilidad política, que la historia sentenciará – o sepultará – a su debido tiempo. No integramos ese equipo ni aspiramos a hacerlo. Buscamos, eso sí, sumar riqueza al debate y proponer otras miradas. Multiplicar voces, horizontalizar en algo al Movimiento Nacional. Pero salirse de allí a la aventura implicaría nadar en el vacío político, y en lo concreto un esfuerzo dilapidado, amén de fuerza militante restada a las luchas del momento.
También vale enfatizar, que si se pretende ganar las presidenciales en Octubre, primero se debe transmitir al ciudadano mayor cohesión del Frente Nacional, y no tantos cruces verbales, divisionismos “de paladar negro”, mientras el bloque antinacional culmina sus ensayos de reagrupamiento y se dispone a lanzar nuevas ofensivas a toda prisa.

Fortaleza militante

A todo esto, en cuestión de pocas semanas, fuimos testigos no sólo de dos duros golpes contra la “operación Nisman” sin escuchar autocrítica de ninguno de los grupos complotados en ese intento de desestabilización institucional provisoriamente abortado, sino también de la nueva carga del juez Thomas Griesa para intentar imponer condiciones a un país soberano, a propósito del pago a los Holdouts, por cierto, ya aniquilada la Cláusula RUFO.
Como contraste desde la vereda popular, sendas demostraciones de un despliegue ciudadano conmovedor, primero para respaldar a la Presidenta de la Nación en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso Nacional, y recientemente en apoyo incondicional a los organismos de Derechos Humanos, el 24 de Marzo en la Plaza de las Madres. Una de mis pensadoras predilectas, María Pía López, supo sintetizar esta marea humana clamando por Memoria, Verdad y Justicia, con mayor profundidad y poesía. Aquí comparto sus definiciones:
“Marchar para que no se atrevan, otros, a reivindicar el Golpe. Marchar para mantener vivo el pacto anti-procesista. Marchar para que en los pasos suene la memoria colectiva. Marchar como purga para la amenaza que siempre pende sobre los sobrevivientes. Marchar como fiesta de lo común. Marchar como reclamo de las libertades que faltan. Marchar como se canta, como se escribe, como se ama, como se cuida: para preservar la vida que es siempre actualización de la memoria. Marchar. Otro 24”.

El compromiso militante está intacto en miles de compatriotas, a pesar del desgaste al que se lo somete diariamente (en particular desde los grandes medios de comunicación) y es una cabal demostración de que el kirchnerismo, con el peronismo a la cabeza y variadas identidades políticas e ideológicas incluidas en el Frente Nacional y Popular, posee el sello distintivo para sintetizar al Campo Nacional de las primeras décadas del Siglo XXI.
Por todo lo mencionado, y a pesar de todo, seguimos marchando.

Con las banderas en alto, y con madurez al momento de trazar el nivel de expectativas para lo que se viene. 


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