viernes, 5 de agosto de 2016

HABLEMOS DE FRENTE…

por Juan C. Dennin
    
    La situación por la que está atravesando nuestra Argentina es grave.  El avance neoliberal que en teoría iban a desarrollar en forma gradual, avanza en realidad con toda su parafernalia, como una “blitzkrieg” determinada para cercenar derechos.  Está siendo hora de asumir la derrota, esa de la que algunos parecen no haberse dado cuenta aún, y asumir una actitud de defensa que nos permita organizar la contraofensiva.

  El vasto y heterogéneo cuerpo social que padece este brutal avance de la derecha, que arrasa derechos económicos, culturales y sociales, carece hoy de una fuerza política que por sí sola pueda articular con él. Por lo tanto hay que priorizar un espacio donde confluyan las fuerzas capaces de representarlo.

  Esa confluencia deberá darse en un frente amplio que sea capaz de poner toda su energía en las necesidades inmediatas de nuestro pueblo y desarrollar políticas para defender sus derechos. No se puede caer en la confusión difundida durante la campaña previa a las últimas elecciones, cuando con la idea de captar al electorado independiente se confundieron las propuestas y se dejaron de lado la confrontación entre dos modelos antagónicos 

  Ahora bien, una vez racionalizada la derrota, asumiendo esta etapa defensiva ante el avance neoliberal, se deberá tener en cuenta la estrategia que desarrollan desde el gobierno con importantes logros: la estigmatización. Quien no lo entienda estará aceptando entrar en el juego que mejor juega la administración de Cambiemos, pues la resultante será el sectarismo. Ellos saben que en las próximas elecciones de turno medio tienen una limitación de votos, por lo que buscan, y hoy parecen estar  logrando, la división de quienes tengan enfrente.
  En esta hora de la historia breguemos por la unidad de acción, por una amplia coincidencia política frentista contra las medidas económicas y contra el ajuste de cuentas social y cultural que se plante frente al retorno neoliberal.

   El campo popular no puede soportar más divisiones como las que generan las discusiones acerca del pasado. Las mismas deben ser por el rumbo político necesario a adoptar en el presente.  Este será el enfoque cuyo derrotero tenga la meta de una sociedad más democrática,  mucho más participativa e igualitaria.

   Desde este frente se deberá recuperar el accionar del diálogo permanente y con respuestas claras y precisas a los problemas concretos de los trabajadores, de los desocupados, Pymes, clubes y centros barriales, sectores medios y vecinos, y que vaya recobrando el ímpetu del “puerta a puerta”.  Con el oído puesto en las necesidades del otro se hará factible la construcción de ideas y propuestas que sirvan para elaborar leyes que fundamenten un programa viable, que se oponga al proyecto neoliberal y a cualquiera de sus variantes.

  Para no caer en un idealismo lírico, hay que comprender que serán muchas las dificultades que surjan en la constitución de un frente con estas características.  Hasta ahora hemos podido observar como el elenco gobernante, sin tener amplia presencia en las dos cámaras de representantes, se las ha podido arreglar para sortear las dificultades que en teoría podría haber encontrado allí.  No ha aparecido un grupo de dirigentes  que hayan podido acordar un ideario común para enfrentar la oleada neoliberal.

  Podemos observar en las luchas sociales y culturales,  en cada conflicto contra el ajuste, la carencia de ese núcleo dirigencial que sea capaz de acordar un proyecto similar al que pretendemos. Los protagonismos tienen que ser dejados de lado, y se debe ampliar una convocatoria de abajo hacia arriba, que incluya dirigentes y militantes políticos territoriales, sindicatos, actores sociales y culturales, que se irán convirtiendo en los nuevos referentes que necesita nuestro país.

  El frente contendrá toda identidad política e ideología dispuesta a acordar su construcción opositora al avance neoliberal, teniendo como prioridad la defensa de los derechos. Esa defensa deberá ser superadora en lo colectivo, ya que las reivindicaciones individuales de cada partido o sector habrán de ser secundarias, porque que en caso contrario se hará el caldo de cultivo favorecedor a la embestida neoliberal.  

  El peronismo y una amplia izquierda nacional serán pilares en este frente, capaces de desarmar el andamiaje con el que el gobierno estigmatizó los doce años de conquistas de derechos y a todo el kirchnerismo. 


  Un  pueblo que esté fortaleciendo  entidad, autonomía, conciencia de sus derechos y deberes, y que manifieste su pluralidad y su capacidad de construir acuerdos para lograr una mayor participación en las decisiones políticas nos  acercará más al ideal de democracia participativa que queremos consolidar.  Para ello, la edificación del espacio, deberá asentarse sobre pilares democráticos y participativos. La Patria Justa, Libre y Soberana habrá de  ser una muralla donde no pueda volver a penetrar el neoliberalismo.


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