lunes, 1 de septiembre de 2014

Los palestinos “mueren”; los israelitas son “asesinados”

“Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor.”
Desmond Tutu

Por Roberto Maydana,
colaborador especial desde Maidstone, Inglaterra

Viví 27 años en Buenos Aires y al mudarme a Europa, y por ende al observar a mi país a la distancia, pude comparar y notar que no todo es malo en Argentina y que en muchos aspectos somos más avanzados que este Viejo Continente al que los medios de comunicación venden como perfecto; si bien en muchas otras cosas Europa aventaja a Argentina (inflación, inseguridad) al venir a vivir a España (y ahora a Inglaterra) pude darme cuenta que muchas ventajas que poseemos los argentinos están ahí y no las vemos debido a que estamos acostumbrados a poseerlas; descubrí que en España la Universidad no es gratuita, que no existen las obras sociales, que la mentalidad es más cerrada (acá, ir al psicólogo es considerado "de locos", algo digno de ocultar) o que no hay (ni habrá) justicia histórica y por ende los franquistas caminan tranquilos por la calle... ¡ah! y en Inglaterra no existe el aguinaldo: ¡Viva Perón!

Alejarse para ver más claro, para tener mejor perspectiva y notar lo que de cerca, por tan grande, no se puede observar. "¡En la Argentina la gente camina por la calle con un libro en la mano, leyendo, y así en todos lados, leéis siempre!" me dijo un día una madrileña mientras yo me afanaba en degustar una rica tapa de jamón en pleno centro de la capital española. Nunca lo había notado, o sí, pero nunca lo había visto tan claro: pocas veces me encuentro a gente leyendo en los "buses" de Europa.

Esta situación de ver a la distancia, al mismo tiempo, me permitió practicar el ejercicio a la inversa, y notar cuánto nos equivocamos en muchas cuestiones. Me hizo, lamentablemente, confirmar que no hacemos nada a largo plazo para solucionar la inseguridad, que en muchos temas seguimos siempre el mismo camino equivocado, que la oposición no ama el país como dice sino que solo piensa en destruir y crear el caos institucional y que, como dijo Sabella, nos creemos más de lo que somos. La verdad duele.

También me hizo ver cuánto me habían mentido los medios de comunicación acerca de Israel, el pueblo judío y su eterno placer inconsciente de mostrarse como víctimas de una persecución eterna. No hace falta aclarar que cualquier persona del planeta no puede menos que repudiar el genocidio judío por parte de los asesinos más grandes de la historia, los Nazis alemanes. Es sin lugar a dudas una de las cicatrices más grandes que posee nuestra historia como humanos. Y es tan grande la herida que uno no puede dejar de preguntarse, al mismo tiempo, cómo un pueblo que ha sufrido tanto puede repetir hoy en día la misma masacre, confinando a hombres, mujeres y niños palestinos a morir lentamente en un campo de concentración a cielo abierto. Un psicólogo por ahí, por favor.

Venir a Europa y dejar de informarme sobre Israel a través de los medios de comunicación de Argentina me hizo cambiar radicalmente la imagen que tenía de ellos o que me hacían tener sobre ellos. Y no porque en Europa los medios muestren la realidad, ya que aquí la propaganda sionista es seguramente más extrema; bah, en todo el mundo es igual: seis compañías judías poseen el 96% de los medios de comunicación del planeta. El tema es que cuando dejé mi país el auge de Internet y las redes sociales, si bien ya estaba extendido, aún no había llegado al punto actual, en el que, pese a que los grandes dueños del mundo ya están trabajando para evitarlo, es posible enviar y recibir información bastante independiente a través de la cual obtener otras versiones más directas y que no pasan por el filtro de los medios, esas grandes máquinas creadas para lavar el cerebro del mundo y que nos dicen segundo a segundo lo que debemos pensar y que así como crean ídolos y modas destruyen y convierten en tiranos a aquellos mismos "dictadores" que tiempo atrás apoyaron.

El otro día hablé con mi un familiar español adulto y le pregunté, para ver su reacción, "¿Vio lo que está pasando en Palestina? Tantos niños muertos..." Me miró asombrado y me dijo "¿Niños muertos, qué dices?" No estaba enterado de nada, pese a leer todos los días, religiosamente, el periódico de más venta en Galicia. Al no saber utilizar Internet, quedó afuera de recibir todo aquello que no sea la verdad de los grandes medios. Le mostré fotos en Twitter, artículos en Facebook, expresiones desesperadas en diversos blogs personales y su boca se abrió tanto que solo atinó a decir "¿Eso está pasando, pero si yo no he visto nada en la tele"

Por suerte existen los jóvenes, que si bien "acá" suelen ser más cerrados que "allá" (víctimas de haber crecido en un continente de clara ideología de derechas) son la luz de esperanza y las benditas piedras en los zapatos de los poderosos.

Ellos viven en La Red de Redes, que aquí viene a funcionar como una especie de 6,7,8 en Argentina. Si bien todos sabemos que es un programa oficialista y que no hablará nunca mal del Gobierno, muchos lo vemos de vez en cuando porque es una manera de observar la otra cara de las noticias. Es que es tanto el poder de los medios de (in)comunicación que muchas veces me encuentro pensando algo cuya falsedad descubro cuando programas como 6,7,8 o algún tuit inteligente me hacen "caer" en el error, Miente, miente, que algo quedará...

Como para finalizar, resulta interesante destacar un pequeño detalle, que como detalle que es, resulta de lo más importante: en esta guerra desigual que estamos viviendo entre Israel y Palestina, cuando mueren personas de Israel los medios españoles hablan de "asesinatos", en cambio cuando asesinan a palestinos, esos mismos medios hablan de "muertes"

"Mueren 100 palestinos" dicen, como si no hubiesen sido asesinados con total impunidad. Pero no, para los medios "mueren", como si fallecieran de muerte natural, o de casualidad, por tropezarse con una piedra o con una bomba lanzada por Israel. En cambio, los pocos israelitas que caen, siempre son asesinados por Hamas, el nuevo tirano de moda.


La herida nazi que parecía cerrada, comienza a abrirse y brota pus y sangre por doquier. Los poderosos del mundo callan, por conveniencia.

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