lunes, 1 de septiembre de 2014

Traidores a la Patria

Por Pablo Santiago

   En este artículo no nos abocaremos a un análisis económico del conflicto con los fondos buitres, sino a poner en relieve y debatir acerca del rol opositor y la importancia consolidar la soberanía nacional y el rol del Estado en tanto constituyen políticas estratégicas.
   El conflicto de Argentina con los fondos buitres ha contribuido a poner en mayor evidencia el carácter cipayo y traidor que predomina en la oposición argentina. En estos tiempos históricos, y cuando “las papas queman” (como es habitual), se hace evidente quién es quién y a qué intereses responden cada uno de los actores del escenario político-económico en nuestro país. Este conflicto de gran envergadura, como todos los grandes conflictos, ha llevado a polarizar y delimitar de un lado a los intereses nacionales, y del otro a los intereses neocolonialistas que apuestan por una Argentina incapaz y dependiente. No es exagerado plantearlo en estos términos cuando lo que está en juego es la viabilidad concreta de nuestra Patria: o nos sometemos y nos volvemos a endeudar (aceptando las imposiciones anti-jurídicas de Griesa) hipotecando nuestro futuro, o defendemos los intereses nacionales y nuestra soberanía, cuyos costos nunca serán superiores a ostentar la entrega.
Entre las filas opositoras, la que actualmente expresa con mayor contundencia la entrega y el cipayismo más grosero, es el partido neoliberal de Macri: el PRO. Este partido de clase, resuelto a vetar leyes sociales, es directamente representativo del interés especulativo-financiero en Argentina. Sin conocer siquiera el proyecto de Ley que impulsa el pago soberano, pero a sabiendas de que la Ley defiende el soberanía y confronta al capitalismo financiero-especulativo, el partido de Mauricio Macri resolvió sin dudar que su mandato histórico es oponerse a dicha Ley, en función de defender los intereses buitres. Ninguna novedad, nada inesperado.
La política del PRO es grave, pero no mucho más que el maniqueísmo del resto del arco opositor. Es el caso de la “socialdemocracia”, que más que socialdemocracia es un simple y llano “liberalismo inglés”, ese liberalismo de “caballeros honestos” que hacen culto al libre mercado y la inferioridad Argentina, pactando su dependencia: estamos hablando de la UCR y el Partido Socialista encabezado por Binner, es decir, el FAUNEN. A diferencia del PRO, en FAUNEN no se animan a defender abiertamente la irracionalidad del Juez Griesa, pero cumplimentan su tradición entreguista oponiéndose, obstruyendo, y siendo funcionales a los fondos buitres con frases ambiguas y carentes de argumentos, sin hacer propuestas, como es el caso de Sanz quien tildó a la Ley de Pago Soberano Local como innecesaria, sin precisar por qué ni dar alternativas resolutorias para el conflicto. La desorientación radical de estos momentos es fenomenal.
Finalmente aparece todo ese universo de “peronistas” disidentes, también divididos en sus posicionamientos, pero con Massa a la cabeza, anunciando su oposición a la posibilidad de pagar a los acreedores en Argentina. Con un discurso cínico, que oscila entre la hipocresía de restarle importancia al conflicto con los fondos especulativos, y al mismo tiempo acusar al Gobierno Nacional de “impericia” sin dar una sola precisión sobre qué entienden ellos por impericia y qué alternativa proponen, el massismo también cumple con sus obligaciones frente al Grupo Clarín que se ocupó de organizar y dirigir la campaña electoral del Frente Renovador en el 2013. En resumidas cuentas rol del massismo es parecido a la del Frente UNEN, y votarán en contra de la Ley.
Así están las cosas, con una oposición vendida a las corporaciones, transacción que hoy se vuelve grosera. Aquellos que fueron artífices del endeudamiento hoy son oposición, siendo otra vez funcionales a los fondos buitres; ministros del gobierno de De la Rua como el radical Gerardo Morales, Patricia Bullrich y el no suficientemente repudiado López Murphy, que profundizaban nuestro endeudamiento mientras periodistas y economistas “serios” como Marcelo Bonelli y el menemista Melconian militaban aquella entrega y el desastre. Los infames traidores a la Patria tienen nombre y apellido.

La mayoría de la opinión pública apoya la gestión, e incluso la lucha, del Gobierno Nacional en el conflicto con los fondos buitres; la imagen del kirchnerismo en general mejoró sensiblemente cuando el mismo se abocó a una disputa real de gran envergadura, con consecuencias concretas y protagonismo internacional, en contra del capitalismo de rapiña. Esto quizás siente un nuevo antecedente y la reiteración de una enseñanza: han sido las decisiones más arriesgadas y contundentes en defensa de la Patria, la distribución de la riqueza y la justicia social, con épica, las que han despertado las mayores simpatías de la gente con el kirchnerismo; contrariamente los momentos defensivos y con largas mesetas políticas, supusieron el distanciamiento de la gente y el enfriamiento de la organización y la movilización. Es la demanda de una mayor intervención del Estado en la economía, algo que pese a las diferencias y matices existentes en el seno de la sociedad y los diferentes sectores sociales, se precia como algo positivo. Se precisa de un kirchnerismo contundente que establezca la agenda. Estas son las directrices que deben enmarcar la iniciativa política del próximo año y medio, de cara a las elecciones del 2015.

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